448| Francisco Sánchez Muniz
proteínas ronda el 50%, la de grasas entre el 5 y 10% y los hidratos de carbono
entre el 40-‐45%.
Además de té o el café, el desayuno contiene un pomelo y dos huevos duros
durante la primera semana, una tostada la segunda. Los desayunos y las comidas
están compuestos en alternancia por dos huevos o carne con una o varias verduras
como acompañamiento (apio, tomates, pepinos). El té y el café son las únicas
bebidas autorizadas, incluso en las dos comidas principales.
Ventajas: Las pérdidas de peso pueden ser de de 2 a 5 kg en la primera
semana. Su contenido graso es reducido. Dado que el aporte de hidratos de
carbono es algo superior a 100 g/día, se evita la depleción proteica muscular,
aunque a largo plazo puede llevar a cansancio y fatiga. Es simple, no se debe tener
ningún estado de ánimo especial, todo está dirigido, no hay elección posible.
Inconvenientes: Aporta muy pocas grasas con lo que los requerimientos de
ácidos grasos esenciales pueden estar comprometidos. Es una dieta insípida y poco
atractiva. En algunos casos, cuando se ingieren del orden de 1500 kcal, las
proteínas pueden llegar a 150 g o más con el riesgo de hiperuricemia. Un papel
especial en estas dietas los desempeñan los huevos, de los que pueden tomarse
hasta 3 en el desayuno. No se prevé nada “después del régimen” con lo que el
efecto rebote parece asegurado al normalizar pronto la ingesta energética. Si se
prolonga más allá de dos semanas el organismo puede soportar mal esas carencias
debido a la reducción de grasas y al exceso de colesterol. El riesgo de daño renal o
de gota si se persiste con esta dieta es evidente. Se presenta un resumen de su
idoneidad a corto y largo plazo en la Tabla 1.
Un ejemplo de lo que puede comerse se presenta a continuación:
Desayuno
: Café o té sin azúcar. Pan integral o galleta de pan con margarina
dietética, queso fresco, dos huevos pasados por agua.
Comida
: Pollo con arroz al curry; truchas en vino planco con patatas; bistec
con patatas asadas en papel de aluminio.