Segundo Curso Avanzado sobre Obesidad - page 137

La obesidad a lo largo de la historia |137
conservada en el Museo del Prado de Madrid, aunque éste ser orgiástico, amante
del vino, de las bacanales y de la locura religiosa que podría llegar al entusiasmo
curativo, ya se nos representa, en una estatua encontrada en Delos, como un
hombre de edad mediana con cierto sobrepeso, sin lugar a dudas causado por su
afición al vino y a los placeres de la mesa.
Galeno fue el responsable, como vimos, de las ideas médicas existentes en la
sociedad durante casi diecisiete siglos y algunos de sus conceptos, por ejemplo los
referentes al temperamento, se siguen empleando en el lenguaje cotidiano. En los
aspectos histórico-­‐sociales las condiciones fueron muy diferentes desde las
primeras monarquías vitalicias del s. VI a.C. hasta los últimos emperadores títeres
que caen bajo los hérulos de Odoacro en el 476. Los primeros patricios romanos,
cuyos preceptos higiénicos se recogen en la obra de Catón el Censor (s. II-­‐I a.C.)
eran agricultores y padres de familia. Sus actividades relacionadas con la
agricultura, el ejército o el Derecho, no les permitían llevar una vida relajada;
tampoco la masa popular tenía una vida muelle, aunque los éxitos de Roma se
cimentaron en la fuerza de sus ejércitos y en la tranquilidad de la ciudad, para lo
cual tanto los soldados como los ciudadanos debían estar bien alimentados y sus
sucesivos dirigentes se encargaban de proporcionarles una alimentación correcta
(pan) y diversión frecuente (circo). Durante los primeros tiempos el alimento
tradicional fue el puls una especie de gachas de harina o de trigo. En tiempo de
mayor abundancia se preparó el puls iuliano con ostras, sesos y vino especiado. El
alimento básico era el trigo y el vino; también la leche de cabra o de oveja, las
aceitunas y la carne preferentemente la de cerdo. El garum fue una salsa muy
deseada, constituida por vísceras y trozos de pescado curados en salmuera y
madurados al sol.
Lo empleaban para aderezar multitud de platos.
Tradicionalmente los romanos tomaban un desayuno abundante, un almuerzo, al
medio día, a menudo compuesto de las sobras de la cena del día anterior y una
cena abundantísima al atardecer. Entre los nobles y patricios fue adelantándose el
horario de la cena. A partir del s. II en muchas ocasiones comenzaba hacia las tres
de la tarde y se prolongaba hasta bien entrada la noche. Generalmente había una
entrada de ensaladas, aceitunas, ostras, pescado en salazón, ayudados de muslum
(vino con miel). A continuación el plato fuerte (prima mesa), varias presentaciones
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