140|Javier Puerto
Hay, sin embargo, un punto discrepante en éste consenso generalizado: la
Iglesia católica.
El exceso de grasa atacaba también a los oratores, a los clérigos, otro de los
estamentos dominantes medievales.
San Pablo, en el s. I, en su Epístola a los Felipenses ya había atacado como
enemigos de Dios a aquellos cuyo dios es su barriga. San Agustín en el s. V y el Papa
San Gregorio I en el s. VI, incluyeron la glotonería entre los siete pecados capitales.
Durante la Edad Media fue calificada de pecado venial.
Jean de Salisbury (†1180) obispo de Chartres, en su texto: La guerra y el
debate entre la lengua, los miembros y el vientre, describe al estómago como un
fuelle lleno de gas infecto, saco repleto de basura o pozo repugnante.
M. Vincent-‐ Cassy, en el siglo XIII, en su texto sobre los animales y los
pecados capitales identifica al cerdo con el glotón y la abyección con la gordura, no
basándose en cuestiones estéticas sino en consideraciones morales.
El hombre grueso que durante toda la Edad Media se había visto
representado por la fuerza, la tranquilidad y la osadía del oso en las cortes
medievales, pasa a verse representado por el cerdo y el papel del caballero fuerte y
victorioso se simboliza en la fuerza y agilidad del león.
3.4. Renacimiento
Durante el periodo la tendencia bajo-‐medieval se acentúa y la gordura pasa
a ser considerada también un defecto de la gente simplona y popular, más que una
de las características de la nobleza, lo cual nos habla también de una época de
mayor prosperidad y de los cambios nutricionales impuestos por la agricultura
viajera, en éste caso de los aportados por los descubrimientos de los navegantes
españoles y portugueses.
Philippe de Commines, en sus Memorias se burla de Eduardo V de
Inglaterra de quien afirma murió ahogado bajo su peso. Lo que no impidió que uno
de sus sucesores, Enrique VIII de Inglaterra, famoso por su ruptura con la Iglesia
romana y por la trágica solución dada a varios de sus divorcios, acabara su vida