Segundo Curso Avanzado sobre Obesidad - page 148

148|Javier Puerto
Menos conocido en España fue Roscoe Arbuckle, aunque su mote: Fati se
utilizó popularmente para designar a los gordos. Su carrera cinematográfica acabó
a consecuencia de un escándalo en donde el sexo, el alcohol y la impotencia, acabó
en violación y asesinato.
En la actualidad pocas personas se acuerdan de Charles Laughton, pero sus
películas no habrían sido las mismas sin su presencia excesiva y morbosa. También
el personaje de Agatha Christie, el detective Poirot, lo vemos reflejado en un Peter
Ustinov muy pasado de peso, que representó también a un Nerón, gordo, infantil y
malévolo, en Quo Vadis. Pedro Picapiedra encontró su actor ideal en un John
Goodman obeso. Marlon Brando bordó el papel del padrino a consecuencia o a
pesar de su extremada gordura final; James Gandolfini representó como nadie al
líder de una familia mafioso en la que los gordos abundaban y no precisamente
repletos de buenas ni inocentes intenciones. Orson Welles siempre fue un
personaje robusto. Aprovechó el desmesurado exceso de peso de sus últimos
tiempos para representar de forma magistral algunos personajes shakesperianos,
como el Falstaff de Campanadas a medianoche. En otro registro, Gérard Depardieu
ha representado al orondo Obélix, con acierto y sin deber hacer un gran esfuerzo
para simular su extraordinaria corpulencia, tal y como la pensaron para el tebeo
René Goscinny y Albert Uderzo. También el antaño delgadísimo y muy hortera
bailarín, John Travolta, ha sido capaz de enfrentar la gordura y la calvicie en la
película de Pierre Morel, From Paris with love, e incluso representar a una de las
escasas mujeres gruesas de la gran pantalla travistiéndose en la película de John
Waters, Hairspray.
Si deseamos ver mujeres gruesas en pantalla, protagonizando películas de
calidad, nos hemos de ir a la filmografía de Federico Fellini, un amante de las
mujeres exuberantes y, en ocasiones, desbordantes de exceso carnal, desde Anita
Ekberg, la inolvidable protagonista de La dolce vita hasta la estanquera de
Amarcord, María Antonietta Beluzzi.
La gran película sobre los excesos gastronómicos, no sobre la obesidad, es la
de Marco Ferreri, La grande bouffe, en donde prima el humor negro, un tanto
anárquico del director. Cuatro personajes interpretados por inmensos actores se
reúnen un fin de semana para llevar a cabo un suicidio colectivo mediante la
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