100|Francisco Sánchez Muniz y Bernabé Sanz
Fibra dietética.
Debido a la restricción absoluta calórica y de hidratos de
carbono que se realiza en el tratamiento de la obesidad, es difícil alcanzar las
cantidades aconsejadas para la población no obesa de 20-‐30 gramos/día, por ello
parece razonable suplementar la dieta con fibras saciantes y moduladoras de la
insulinemia. Además los efectos del tipo de fibra sobre la cantidad y calidad de la
microflora intestinal, y los procesos de interacción entre la microflora y las células
intestinales e inmunes asociadas a la mucosa intestinal via expresión de un perfil
de reconocimiento de receptores relacionados con el ácido retinoico (XRX, TLRs
del inglés Toll-‐like receptors) convierte a la fibra fermentable en un componente
esencial del tratamiento.
Sin embargo, habrá que tener en cuenta las posibles interacciones
nutriente-‐fibra, además de las posibles interacciones medicamentos-‐fibra que
puedan producirse. Ya que no se debe hablar de fibra dietética, sino de fibras
dietéticas por la pluralidad de tipos y funciones que realizan, se comprende la
necesidad de consumir alimentos que contengan todos los tipos (almidón
resistente, celulosas, hemicelulosa, pectinas, gomas, mucílagos, lignina, así como
otros productos que recientemente han sido muy estudiados por su interés como
los
β
-‐glucanos, glucomananos, oligosacáridos, etc.). Si bien, se aconseja elevar el
contenido de fibras saciantes (son más viscosas, forman geles, retrasan el
vaciamiento gástrico y reducen la demanda en el tiempo del vertimiento de
insulina), la deficiencia del consumo de fibras hidrófilas implicaría reducción del
volumen fecal y tendencia a estreñimiento, situación ya de por sí común en la
obesidad y en la restricción del consumo de alimentos. Por ello debe ingerirse
diariamente una mezcla adecuada de fibra, tanto soluble como insoluble, por lo
que
la ingesta de un sólo tipo de fibra al día no es en absoluto recomendable.
Lípidos
. El aporte de grasa se ceñirá a los objetivos señalados en la tabla 1.
Esto es conveniente dada la alta eficacia de transformación de la grasa dietética en
grasa corporal (97%), a los leves efectos termogénico (3-‐5%) y saciantes de las
mismas y a la alta palatabilidad que infieren. Se potenciará la selección de
alimentos pobres en lípidos, evitando los alimentos ricos en grasas, especialmente
saturadas.