106|Francisco Sánchez Muniz y Bernabé Sanz
2.-‐ Ritmo de adelgazamiento.
Para fijar dicho pauta conviene conocer el tipo
de obesidad que se trata. Las pérdidas que acontecen durante las primeras
semanas orientarán sobre la susceptibilidad del paciente a reducir su peso o la
idoneidad del tratamiento. Unas pérdida adecuadas serían durante el primer mes
de unos 6 kg (1,5 kg/semana) y de 2-‐4 kg/mes en los meses siguientes, ya que
durante las primeras semanas se pierden cantidades importantes de agua y
glucógeno y menos de grasa. Posteriormente las pérdidas son preferentemente en
forma de grasa.
El ritmo de pérdida deberá estar normalmente comprendido entre 0,5
kg/semana y 1 kg/semana (Figura 6). Estas pérdidas se consiguen mediante
restricciones entre 500 kcal/día y 1000 kcal/día respecto a la ingesta o, mejor,
respecto del gasto energético. No son convenientes restricciones que originen
pérdidas superiores a 1 kg/semana, ya que se pierden además de grasa,
importantes cantidades de tejido magro, con la consiguiente caída de la tasa
metabólica basal que dificultaría la eficacia del tratamiento. Además, se origina un
efecto rebote mayor con ganancia de peso más rápida en el caso de aplicar
restricciones muy bruscas que cuando son paulatinas. Tampoco se recomiendan
disminuciones de peso menores de 0,5 kg/semana, pues el tratamiento se alargaría
excesivamente y se corre el riesgo de desmotivar al paciente. No obstante, en
algunos pacientes con obesidades moderadas, puede estudiarse la conveniencia de
empezar por restricciones menos severas, ya que en algunos casos se pueden
obtener disminuciones de peso acertadas o bien se aplican restricciones mayores
en caso de no conseguir perder peso de la forma esperada.
En la figura 6 observamos que para perder 36 kg de peso a razón de 0,5
kg/semana serían necesarios más de 17 meses, mientras que se reduciría
aproximadamente a la mitad con restricciones de 1 kg/semana. Sin embargo,
deberá estudiarse en todo momento, la idoneidad del tratamiento haciendo los
ajustes pertinentes.