114|Francisco Sánchez Muniz y Bernabé Sanz
15 y el 30% de su tasa metabólica basal. Este nuevo peso corporal determina que
le sea más difícil seguir perdiendo peso con las mismas dietas hipocalóricas, o
incluso que le hagan incrementar su peso.
La segunda hipótesis plantea que después de ayuno (parcial o total) se eleva
la eficacia termodinámica, de tal forma, que puede mantenerse un peso nuevo, algo
menor, con ingestas energéticas significativamente reducidas respecto a las que se
seguían originalmente. En esta nueva situación se produce en el tejido adiposo
marrón una disminución de la génesis y actividad de la termogenina, dando lugar a
sujetos muy eficientes termodinámicamente, con lo que se necesitará mucho
tiempo para “normalizar” su actividad termogénica. Estos resultados señalan que
debido a la eficacia termodinámica, incluso después de años, con una ingesta
energética ligeramente superior a la del tratamiento hipocalórico puede ocurrir
ganancia ponderal.
La tercera hipótesis señala que el tejido adiposo ejerce una función
reguladora en la ingesta energética y en el balance energético relacionada con la
leptina. Cuando un individuo adelgaza, los adipocitos pierden tamaño, liberan
menos leptina, interpretando el organismo que sus células grasas están por debajo
del tamaño “normal”. Si un obeso hiperplásico consigue disminuir su peso hasta un
punto en el que el tamaño de los adipocitos es menor de lo normal, le será muy
difícil permanecer en ese peso, dado que tiene lugar una ganancia de peso y el
“llenado” de los adipocitos hasta el tamaño “normal”.
Por tanto, a la vista de las dificultades metabólicas sugeridas parece
correcto readaptar los ingresos calóricos o incrementar el gasto calórico cada
cierto tiempo para evitar que consumiendo las mismas kcal se engorde. Para ello,
habrá que realizar controles de peso frecuentes y valorar la
reeducación
alimentaria
conseguida en el paciente.
Como conclusión, dadas las dificultades que atañen al tratamiento y las
repercusiones negativas de esta enfermedad, creemos que los esfuerzos deben
orientarse, fundamentalmente, a la prevención y reeducación nutricional de niños,
adolescentes, adultos y de sus familias, fomentando su actividad física y
desaconsejando siempre el sedentarismo. Deberán desarrollarse programas