Perfiles depacientes diabéticos…
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También hemos observado en el País Vasco un mayor número de RAs de
hipoglucemia, a la vez que unamayoría deRAs producidas por sulfonilureas, pero
no estrictamente por glibenclamida. Esto último coincide con los datos de
descenso de uso de este principio activo a lo largo del periodo, presentes tanto en
nuestro estudio como en otros consultados (54). Aun así estimamos que
glibenclamida podría seguir siendo responsable de estas hipoglucemias ya que el
resto de sulfonilureas de primera generación como clorpropamida o tolbutamida,
tambiéntendentesaproducirestosepisodios, presentanunusoresidual.
Respecto a glimepirida -‐incluida en 1997-‐, sólo parece adoptarse la
evidencia de su uso preferente en ancianos frente al uso de glibenclamida por
menor riesgo de hipoglucemia -‐conocida desde 2001 (52)-‐ tras las
recomendaciones del NICEde 2002 (55). Aun así, según recogen algunos estudios,
en guías españolas posteriores aún se recomienda el uso de glibenclamida como
fármaco de primera elección en pacientes con normopeso con glucemia no
controladapormedidasno farmacológicas (56).
Ennuestros resultados no se recoge ningún casodeRAcon gliclazida como
fármacosospechosocuandosuusomedioha sidodeun9%del total deAHOs. Este
hecho viene apoyado por los resultados del estudio ADVANCE que revelan que el
uso de gliclazida de liberación retardada es la opción más segura dentro del
tratamientoconsulfonilureas (57, 58).
Rosiglitazona y anemia. Aunque la aparición de anemia suele ir más
asociada al uso combinado de rosiglitazona y metformina, en nuestro estudio
observamosuna frecuenciaelevadade casos enmonoterapia conrosiglitazonaque
presentan anemia. De hecho, el 58% de los casos en los que se presenta dicha
relaciónrosiglitazona-‐anemiaseproducenenmonoterapia (12casos).
Esta RA hematológica se considera frecuente (1,9%), con disminución del
hematocrito alrededor de un 3,3% y descensos de hemoglobina de 1 g/dL. Su
aparición se produce en los tres primerosmeses de tratamiento o al aumentar la
dosis de rosiglitazona. Se suele asociar a hemodilución (26) y no suele reportar
gravedadni consecuencias clínicas (59). Existenestudios en los que también se ha
asociado el tratamiento con rosiglitazona con una reducción de los niveles de
hemoglobinadosis-‐dependiente (60).
En otros estudios se recalca la asociación entre la anemia y el aumento del
riesgo de complicaciones diabéticas -‐incluyendo nefropatía,
retinopatía,
neuropatía y enfermedad macrovascular-‐; por lo que consideran que esta RA
puede ser significativa en la determinaciónde la evolución tras un fallo cardiaco y
del daño orgánico inducido por hipoxia en casos de diabetes. El fallo renal en la
síntesisdeeritropoyetinapareceun factor fundamental ensuaparición(61).