Tratamiento farmacológico de la obesidad|481
cuales se ha demostrado un amplio beneficio en la aplicación de dietas restrictivas
en calorías y nutrientes específicos, según el caso. Existen numerosos factores
neuroendocrinos encargados de regular la ingestión y el balance energéticos, como
son los agentes beta-‐adrenérgicos, la colecistoquinina, el neuropéptido-‐Y y otros
que veremos más adelante. Uno de los avances primordiales fue el descubrimiento
de la Leptina, que significó el inicio de numerosas investigaciones destinadas a
establecer los mecanismos implicados en la homeostasis del hambre y de la
saciedad. Cuando los pacientes disminuyen de peso, utilizando como tratamiento la
dieta, manejo conductual y ejercicio, ya sea como monoterapia o en combinación,
las recidivas son frecuentes. Los resultados del tratamiento de 5 años señalan que
al final de la terapia menos del 10% de los pacientes han mantenido el descenso de
peso. Por esta razón ha sido necesario adicionar fármacos al tratamiento, con el
objeto de mejorar los resultados a largo plazo. Es necesario recordar que se
considera éxito de tratamiento en la obesidad, una disminución de al menos un
10% del peso inicial en pacientes con índice de masa corporal menor a 40 kg/m
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Existen estudios que indican que una disminución de peso mayor a un 10% del
peso inicial es difícil de mantener a largo plazo, ya que una pérdida de peso
agresiva tiene alta tasa de fracaso en el tiempo. Sería un error pretender que todo
paciente obeso alcance un peso ideal.
El medicamento ideal para bajar de peso sería aquel que aumenta el efecto
de saciedad que produce el alimento en sí, que aumenta la termogénesis, que tenga
una acción predecible en la disminución de peso, que mantenga la pérdida de peso
conseguido y que tenga un perfil aceptable de efectos colaterales o secundarios, es
decir, aceptable en el ámbito beneficio/riesgo. Por tratarse de una enfermedad
crónica, deben aplicarse principios similares a los usados en el tratamiento del
síndrome metabólico. El Síndrome metabólico considera simultáneamente el
criterio de varias patologías, como, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la
intolerancia a la glucosa por la resistencia a la insulina, la dislipidemia y la
obesidad visceral,
elevando la probabilidad de padecer enfermedad
cardiovascular.