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persistentes en los huevos de algunas aves, que se alimentan de peces, pueden
llegar a ser hasta 25 millones de veces superiores a las concentraciones que se han
encontrado en las aguas donde habitan los peces.
Cuando un ecosistema se contamina por los COP, las personas que viven en
ese ecosistema también se contaminarán. Debido a que muchos pueblos indígenas
de los fríos climas del norte viven en regiones altamente contaminadas con COP, y
debido también a que muchos de ellos dependen del pescado y la fauna silvestre
para su alimentación, con frecuencia son esos pueblos los que reciben el mayor
impacto negativo de los COP. De acuerdo a un estudio realizado por el Programa de
Vigilancia y Evaluación del Ártico (AMAP) y otras instituciones, los pueblos
indígenas del Ártico pueden ser que los que tengan los más altos niveles de
exposición a los COP de todas las personas que habitan la Tierra. Por otra parte, la
contaminación con COP también causa una exposición significativa en indivíduos
que viven en climas más cálidos, especialmente en quienes consumen productos
lácteos, pescado o carne.
Los biólogos especializados en la fauna silvestre fueron los primeros
investigadores que se percataron de la extensión de los daños causados por los
COP. Varios de ellos, y muy especialmente Theo Colburn, fundador de The
Endocrine Disruption Exchange (TEDX), empezó a darse cuenta de que los
impactos sanitarios que estaban observando en los peces y la fauna silvestre
también estaban ocurriendo en los seres humanos.
Hasta ese momento, gran parte de la investigación médica sobre los efectos
de los productos químicos orgánicos sintéticos en la salud estaba orientada casi
exclusivamente al cáncer. Se prestaba mucha menos atención a la relación entre
productos químicos orgánicos persistentes en el medio ambiente y otras
enfermedades y alteraciones de la salud humana. Los estudios y hallazgos de
Colburn le llevaron a concluir que los seres humanos y la fauna silvestre estaban
igualmente amenazados por los COP ambientales. Sus estudios se enfocaron hacia
otros impactos distintos del cáncer, y desarrolló una nueva comprensión acerca de
la forma en que los contaminantes químicos pueden causar daño a través de un
mecanismo que llamó alteración del sistema endocrino.