86|Francisco Sánchez Muniz y Bernabé Sanz
entre otros aspectos con la capacidad de estimular la secreción de factores
gastrointestinales o de interaccionar sobre la producción de leptina/insulina. Las
proteínas ejercen su efecto saciante a través de estimular la secreción de CCK.
Triptófano y fenilalanina, ejercen
per se
efecto saciante o son precursores de
neurotransmisores, como la serotonina en el caso del triptófano, implicados en el
control de la ingesta (Figuras 2 y 3).
Los
hidratos de carbono
son capaces de producir saciedad a corto plazo,
disminuyendo la ingesta de comida en la que están incluidos. Este efecto se asocia
a efectos preabsorptivos, como la distensión gástrica y la estimulación de
receptores específicos del intestino delgado. Al interaccionar con estos receptores
específicos estimulan la secreción de péptidos saciantes como GLP-‐1 y amilina
(Figura 2). No obstante estos efectos pueden ser modificados en función de sus
características sensoriales e interacción con
opiáceos endógenos
que modulan la
ingesta a través de
gratificación orosensorial
. Por tanto los efectos diferirán mucho
entre almidón como hidrato de carbono complejo frente a sacarosa, ya que la
respuesta potencialmente saciante del hidrato de carbono queda modificada por la
respuesta orosensorial gratificante que induce a incrementar específicamente la
ingesta del hidrato de carbono más palatable. También a medio plazo los
mecanismos difieren, así la fructosa modifica en mucho menor cuantía la secreción
de insulina y leptina contribuyendo a un menor efecto saciante (Figura 3).
Los
lípidos
generan menor efecto saciante a corto plazo que proteínas e
hidratos de carbono. No obstante, la longitud de cadena de los ácidos grasos que
integran la molécula del triglicérido influye de manera determinante. Así, los
ácidos grasos de cadena corta y media no se incorporan a quilomicrones, se
absorben se dirigen por vía portal al hígado, siendo oxidados rápidamente, no
contribuyendo a través de mecanismos metabólicos postingesta al control de la
misma. Por su parte los ácidos grasos de cadena larga requieren para su transporte
ser integrados en los quilomicrones, y generan señales de saciedad a través de la
liberación metabólica de los mismos de la apo A-‐IV, de reconocido papel saciante.
Como hemos comentado anteriormente en el control a medio/largo plazo se
encuentran la insulina y la leptina que interaccionan sobre áreas cerebrales
específicas. La ingesta de grasa (fundamentalmente saturada) no estimula la