82|Francisco Sánchez Muniz y Bernabé Sanz
Las señales que controlan la ingesta a corto plazo no son suficientes para
regular el balance energético y la adiposidad corporal y precisan de la intervención
de factores a más largo plazo. Así, se activan diferentes controles en los que tanto
la insulina como la leptina, tienen papeles muy importantes en la regulación de la
ingesta pero especialmente en el mantenimiento de las reservas de grasa corporal
(Figura 3). Estas señales son de tipo nervioso (vagales y catecolaminérgicas
fundamentalmente precedentes del tubo digestivo) y hormonales (procedentes
fundamentalmente del aparato digestivo y del tejido adiposo) regulan la actividad
de circuitos neuroquímicos centrales involucrados en el control del apetito, de las
necesidades del organismo.
Las señales de hambre y saciedad, tanto a corto como a largo plazo como de
reserva grasa quedan integradas a nivel central en diferentes estructuras
hipotalámicas, particularmente núcleo arquedado y sus conexiones con el área
lateral y núcleo paraventricular (Figura 4).
Figura 4.
Circuitos neuronales relacionados con la ingesta modulados por la adiposidad y la
producción de leptina e insulina. NPY, neuropétido Y; AgRP, Proteína seudo-‐Agouti; POMC,
promelanocortina; CART, transcrito regulado por anfetamina y cocaína. Círculo rojo con símbolo -‐,
inhibición, circulo verde con símbolo +, estimulación. Adaptado de Gil.