336|José A Gutiérrez Fuentes
estado inflamatorio crónico de baja intensidad». Entre las muchas observaciones
que han conducido a esta conclusión merecen especial mención las siguientes:
Se ha demostrado de forma constante una infiltración masiva de
macrófagos en el TA de modelos animales de Ob así como en seres humanos
obesos. Tal infiltración macrofágica en modelos animales de obesidad (ratones
Ob/Ob) no existe en animales similares delgados. Además, en animales obesos son
características típicas de su TA «inflamado» cambios microcirculatorios
generalizados (como un aumento de la permeabilidad vascular y una adhesión
masiva de leucocitos y plaquetas al endotelio) y una hipoxia tisular significativa
(más acentuada en el compartimento graso abdominal).
La inflamación que se origina en el «TA obeso» puede «exportarse» en
cierto modo a otros tejidos y órganos, y convertirse así en un proceso sistémico. De
hecho, suele haber un número aumentado de células mononucleares y linfocitos
circulantes y de biomarcadores inflamatorios específicos (p. ej., TNF-‐
α
e IL-‐6) en
seres humanos obesos (más en la grasa visceral).
Es típico que la hiperplasia y la hipertrofia de los adipocitos cause la
«expansión» de la masa de TA en la Ob, pero también la angiogenia es una parte
esencial de la adipogenia del «obeso». Esta expansión del TA crea finalmente un
«conflicto de espacio» que dificulta que la microcirculación del TA aporte el
oxígeno adecuado para cubrir las demandas de los «adipocitos obesos» y otros
componentes celulares del TA (células inmunocompetentes), lo que crea un
ambiente «hipóxico» local que favorece la expresión de factores inducibles por la
hipoxia (HIF, de
hipoxia-‐inducible factors
). El gen HIF-‐1 activa la producción
elevada de VEGF, un factor muy estimulador de la angiogenia y de la proliferación
del preadipocito. Todos estos acontecimientos favorecen con fuerza la angiogenia y
estimulan el reclutamiento de células inmunocompetentes (macrófagos,
microcitos) en el TA. Todos estos cambios complejos podrían también deberse a
un aumento del flujo local (TA) de AGL, lo que cerraría un círculo fisiopatológico
que potenciaría aún más el estado proinflamatorio en el «TA obeso».