Regulación endocrina de la obesidad |251
enzimas, es esencial para adecuar la energía que se libera a las necesidades
puntuales del organismo. (Figura 7) Son tres las lipasas que controlan la lipolisis:
1) triglicérido lipasa de tejido adiposo (ATGL), que interviene en primer
lugar y cataliza la transformación de TAG en diacilglicerol (DAG) mediante la
liberación del AG de la posición 1 o 3 del glicerol;
2) Lipasa sensible a hormona (HSL) que tiene mayor afinidad por DAG que
por TAG, cataliza la hidrólis del enlace éster el la posición 2 del glicerol liberando el
correspondiente AGNE, y monoacil glicerol (MAG), y
3) MAG-‐lipasa que cataliza la última etapa del proceso con la liberación del
último ácido graso y glicerol, a partir de su sustrato, MAG.
La lipolisis se inicia en respuesta a la activación de dos vías diferentes de
señalización: la que se lleva a cabo a través de los receptores β adrenérgicos
activados por catecolaminas y la que depende de la activación del receptor A, del
péptido natriurético (PN) (Figura7).
La primera es la más estudiada y se activa cuando las catecolaminas se unen
a su receptor, β adrenérgico, en la superficie celular (Figura 7A). Tras esta unión,
incrementan los niveles del 2º mensajero, AMPc, que se une a su diana, en el
interior celular, la proteína quinasa A (PKA), enzima que, cataliza la fosforilación
de la perilipina-‐1, proteína que se encuentra en las gotas lipídicas (de TAG) en el
interior de los adipocitos y cuya transformación perilipina-‐P, motiva la liberación
del factor, CGI-‐58 (gen comparativo de identificación -‐58), factor que se une y
activa a la ATGL lipasa que inicia la lipolisis en adipocitos. PKA tiene también como
sustrato la HSL (lipasa sensible a hormona), a la que directamente fosforila a nivel
de varios residuos de aminoácidos induciendo su translocación a la superficie de
las gotas lipídicas a través de su interacción con el NH2 terminal de la perilipina-‐P.
La activación coordinada de ATGL y de HSL constituye un fuerte estímulo
lipolítico.