258|Evangelina Palacios
e impide que las células respondan posteriormente a la leptina, anulando su
cascada de señalización.
Las hormonas, leptina e insulina, regulan la homeostasis energética a largo
plazo. La insulina estimula la producción de leptina mediante su influencia en el
metabolismo de la glucosa.
La leptina,
vía regulación negativa,
por
retroalimentación motiva disminución de la secreción de insulina e inhibe la
expresión de su gen codificante. La hiperleptinemia asociada con la obesidad se
considera, actualmente, un factor de riesgo importante para el desarrollo de la
diabetes mellitus tipo 2. También se ha comprobado resistencia a la leptina en las
células β pancreáticas, donde conduce a la pérdida de la regulación del eje
adipocito-‐insulina. La hiperinsulinemia resultante estimula la adipogénesis que, a
su vez, conduce al posterior incremento en la secreción de insulina. La
consecuencia es una disfunción de las células β-‐pancereáticas y el desarrollo de la
diabetes clínica.
Aunque la leptina motiva pérdida de peso a través de la supresión del
apetito, (actuando sobre el hipotálamo) y mediante la estimulación de la actividad
metabólica, su función primaria parece ser la de impedir el daño metabólico en los
tejidos no adiposos, favoreciendo que la grasa corporal se acumule en los
adipocitos (únicas células adaptadas a este propósito), a través de un efecto
directo sobre los receptores de leptina, a cuya distribución se ha hecho referencia
anteriormente. Esto puntualiza la función crítica de la leptina como hormona
antiesteatósica. En ausencia de esta actividad normal y fisiológica de la hormona, el
exceso de ácidos grasos a consecuencia de la ingesta excesiva de calorías,
incrementaría el flujo de los mismos a los tejidos no adiposos, principalmente a las
células β de los islotes del páncreas y a las células del tejido cardiaco y muscular
esquelético y su depósito en las mismas causando, lipotoxicidad, lipoapoptosis y
disfunción del órgano.
La leptina se considera actualmente como la principal hormona
liporeguladora que mantiene la homeostasis lipídica intracelular de la misma
forma que la insulina es necesaria para la homeostasis de la glucosa. A semejanza
de la insulina que regula la tolerancia a las dietas ricas en glúcidos dirigiendo la
glucosa a sus células diana, la leptina incrementa la tolerancia a las dietas ricas en