262|Antonio Doadrio
CONTAMINACIÓN Y OBESIDAD.
OBESÓGENOS
Antonio Luis Doadrio Villarejo
Introducción
La incidencia y prevalencia de sobrepeso y obesidad ha experimentado un
gran incremento en las últimas tres décadas y afecta a casi todos los países del
Planeta. Este fenómeno no se explica fácilmente por los cambios del estilo de vida
en las distintas poblaciones con hábitos de partida muy distintos. Además de los
cambios del estilo de vida, empieza a considerarse la existencia de otros factores,
los llamados disruptores endocrinos, y más concretamente los obesógenos. Son
muchas las sustancias químicas que contaminan el ambiente que potencialmente
puedan ser obesógenos en humanos: el dietilestilbestrol (DE), la genisteína, el
bisfenol-‐A, los derivados orgánicos de estaño y los ftalatos. Los tres primeros
actúan principalmente sobre los receptores estrogénicos y los derivados orgánicos
del estaño y los ftalatos activando los receptores activados por poliferadores de
peroxisomas (PPARγ). En conclusión, existen evidencias del efecto obesógeno de
estas sustancias en animales de experimentación, tanto
in vitro
como
in vivo.
.
Estudios enfocados hacia marcas epigenéticas en la obesidad han encontrado
niveles alterados de metilación y acetilación de histonas en genes implicados en
procesos metabólicos específicos o generales. Recientes investigaciones se dirigen
al continuo incremento de obesógenos en el medio ambiente y en cadenas de
alimentación sobre todo de disruptores endocrinos, agentes químicos que
interfieren con muchos mecanismos homeostáticos. Considerando los datos ya
existentes de los efectos de los obesógenos y los múltiples objetivos potenciales
que pueden interferir cada día, parece probable que la exposición a estos agentes
ejerza un importante papel en la obesidad.