Segundo Curso Avanzado sobre Obesidad - page 65

Obesidad y balance energético|65
de manera mucho más significativa en la población mundial, y más difíciles de
identificar en España. Se reafirma igualmente el problema del excesivo
sedentarismo y de la inactividad física de la población española, y no sólo en
asociación con el sobrepeso y la obesidad, sino con otros desórdenes, patologías
cuya evidencia e impacto se encuentran todavía en una fase emergente. Pero
además, no conocemos todavía suficientemente bien el origen y las causas, y a
veces hay tendencia a “creer” más que a “conocer”. No son sólo los dos grandes
(alimentación y sedentarismo), sino que la etiología multifactorial lleva a que
deban analizarse otros factores como horas de sueño, empleo abusivo de ciertos
fármacos, la disminución del hábito tabáquico, el fenómeno global de la
migración/inmigración,
o el excesivo “confort térmico”,
entre otros.
Lamentablemente, es mucho más todavía lo desconocido o mal conocido, que la
evidencia científica demostrada en muchos aspectos relacionados con la obesidad
y el sedentarismo. Como ejemplo significativo, una encuesta nacional integrada de
nutrición y actividad física (“balance energético”) se considera una herramienta
imprescindible. Y en este sentido se denota una clara asimetría geográfica en
cuanto a grado de instrucción, nivel económico, género, etc., que permite centrar
los esfuerzos futuros en las dianas derivadas de las asimetrías. Resulta además
imprescindible definir mejor cuales son las barreras en la prevención y/o
tratamiento del sobrepeso y de la obesidad y el sedentarismo y la inactividad física.
Muchos de los estudios observacionales y también de intervención no
suelen tener bien definidas las poblaciones de estudio, y se ha venido
considerando al individuo “obeso” y/o “sedentario” con una tipología de “único”,
desde el punto de vista fisiológico o patológico. Este problema metodológico no se
sostiene en la actualidad, gracias al conocimiento imparable que nos van
deparando las denominadas técnicas ómicas, que nos permiten ya de manera muy
precisa diferenciar entre las tipologías, y como abordarlas desde el tratamiento,
pero también en la prevención. Existe consenso científico actual de que no existe
“la obesidad” como un fenómeno unitario, sino distintos tipos de “obesidades”, y
ello requiere planteamientos innovadores en la prevención y/o tratamiento,
investigar factores etiológicos y biomarcadores específicos de cada condición en
particular. En definitiva, se abren nuevas posibilidades de actuación en el sentido
de una mayor individualización de las intervenciones. Este concepto de diversidad
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