Obesidad y balance energético|53
información actualizada sobre cómo está la situación del balance energético para
diferentes poblaciones a nivel mundial.
El equilibrio energético es, como su nombre lo indica, una balanza, y como
balanza se inclina: hay un balance neutro, positivo y negativo…..y lo más
importante: los extremos siempre son malos. Estamos habitualmente, al menos a
corto o medio plazo, en situación de un continuo desequilibrio energético, y por
ello entender major el propio concepto, sus components, o como nuestro
organismo almacena energía, o como la gasta, resulta fundamental a nivel
individual, pero también para desarrollar estrategias de salud pública para
prevenir el fenómeno de la obesidad.
Un reciente meta análisis producido por investigadores de la Universidad
de Colorado (EE.UU.) explica que la clave para una eficaz gestión del peso es el
equilibrio energético, asegurándose de que se ingiere la misma energía que se
consume. En concreto, esto implica que la actividad física es tan importante como
la ingestión de calorías y evitar ganar peso es mucho más fácil que perderlo, lo que
centra la atención en la actividad física. Por citar a los autores: “Existen claros
beneficios asociados al aumento de la actividad física entre las personas
sedentarias”. A este artículo le siguió un excelente artículo escrito por el Prof.
James O. Hill, uno de los autores presentes en el Congreso Europeo de Obesidad
2013 y que mejor han estudiado los factores que influyen sobre el balance
energético en diferentes situaciones, donde subraya que los pequeños cambios en
la actividad física diaria y la dieta pueden ayudar a los adultos europeos a luchar
contra la obesidad.
Los aspectos clave se refieren por tanto a:
•
La energía se ingiere a través de la comida y la bebida y se consume a
través de las funciones corporales normales, la homeostasis (el cuerpo regula su
temperatura) y la actividad física.
•
El porcentaje de energía quemado con la actividad física depende
enormemente del estilo de vida: es posible que los individuos sedentarios quemen
tan solo unas 100 calorías al día, mientras los atletas alcanzan las 3.000.