An. Real. Acad. Farm. vol 80 nº 3 2014 - page 174

A. Aguado-­‐Barrios & al.
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ambientales y genéticos. Entre los primeros se incluye el grado de actividad física,
el consumo de alcohol y tabaco, el estado hormonal de la mujer y el sexo, siendo el
tipo de alimentación habitual de las personasuno de los factores más relevantes
(9). En este contexto, la lipemia posprandial está influenciada por factores
dietéticos, tanto por la cantidad de grasa ingerida (10), como por el tipo de grasa
consumida o calidad de la grasa (6, 11). Las recomendaciones dietéticas para la
prevención de ECV en los últimos años (12)han ido dirigidas al reemplazo de los
ácidos grasos saturados (AGS) por ácidos grasos monoinsaturados (AGM) y ácidos
grasos poliinsaturados (AGP). En estudios metabólicos se ha evidenciado que el
consumo de AGP y AGM resulta en un perfil lipídico más saludable que tras la
ingesta de AGS (12, 13), pero existe también una relativa controversia dado que se
han encontrado niveles aumentados(14) y disminuidos (11) de triglicéridos en
estudios que comparaban los efectos del consumo de mantequilla (AGS) y ácido
linoleico (AGP).
La dieta mediterránea, rica en AGM procedentes de aceite de oliva, ha sido
asociada con un menor riesgo de ECV (16, 17). Múltiples ensayos basados en
estudios de cohortes han observado que la elevada adherencia a esta dieta está
asociada a una mejora en el estado de salud del individuo reduciendo la mortalidad
y complicaciones asociadas a ECV y una menor prevalencia de enfermedades
crónicas (14, 17). El consumo de AGM procedentes de la dieta favorece un perfil
lipídico más saludable, mejora la sensibilidad a la insulina y regula los niveles de
presión arterial y de glucosa sérica. Análisis recientes sugieren un posible papel de
los AGM de la dieta en la regulación de la composición corporal reduciendo el
riesgo de obesidad (18).
La situación posprandial es un período dinámico del metabolismo en el que,
a partir de los substratos absorbidos de la dieta, ocurren fenómenos tanto de
biosíntesis como de oxidación. Los estudios posprandiales tienen una serie de
ventajas, siendo la situación fisiológica más habitual en el sujeto de las sociedades
desarrolladas (1). Tras la ingesta, los niveles de glucosa y lípidos plasmáticos
aumentan considerablemente hasta alcanzar estados hiperglicémicos e
hipertrigliceridémicos, los cuales activan procesos inflamatorios y estrés oxidativo.
En este sentido, es interesante el estudio del estado posprandial del individuo para
analizar dichos procesos inflamatorios con el fin de prevenir el estrés oxidativo
asociado al desarrollo de determinadas enfermedades crónicas. (7, 19-­‐22).
El objetivo del presente estudio fue analizar el efecto del consumo de un
producto lácteo con perfil lipídico modificado (cuajada de leche de oveja) frente a
un producto lácteo de perfil lipídico comercial sobre el perfil lipídico y glucémico
posprandial y marcadores inflamatorios de hombres y mujeres adultos sanos.
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