38|María Cascales
Están en estudio los principales filabacterianos asociados con el fenotipo
obesogénico, así como su posible papel en el aumento de la permeabilidad
intestinal y la generación de la endotoxemia por el lipopolisacárido. Además, está
en discusión la participación de la disbiosis intestinal en la activación de
macrófagos inflamatorios, con capacidad de infiltrar el tejido adiposo visceral
induciendo pérdida de la sensibilidad a la insulina. Están en revisión, también, los
aparentes beneficios del uso de prebióticos y probióticos, en el tratamiento de la
inflamación sistémica y la disfunción metabólica. En un futuro esta información
podría ser útil en el desarrollo de estrategias terapéuticas encaminadas al control
de la obesidad y la resistencia a la insulina, a través del restablecimiento del
balance poblacional de la microbiota.
Las relaciones establecidas entre la composición de la microbiota intestinal
y la salud humana han llevado al diseño de estrategias dietéticas destinadas a
favorecer la prevalencia de bacterias beneficiosas que mejoran el estado de salud.
Estas estrategias incluyen la administración de oligosacáridos prebióticos, que
estimulan el crecimiento y la actividad metabólica de las bacterias beneficiosas, y
también de algunas cepas bacterianas (probióticos) en forma de alimentos
funcionales y suplementos.
La microbiota intestinal actualmente se considera un factor adicional que
influye en el metabolismo energético y la obesidad. Así, se ha demostrado que la
colonización del intestino de ratones libres de gérmenes por la microbiota
intestinal de ratones convencionales, produce un notable aumento (60%) en la
grasa corporal, en comparación con el de los ratones controles libres de gérmenes.
El proceso de colonización intestinal aumenta la capacidad del hospedador, tanto
para extraer energía de la dieta como para almacenarla en los adipocitos por
diversos mecanismos. Las bacterias intestinales comensales disponen de un
conjunto de enzimas y transportadores especializados en la digestión de
polisacáridos complejos, que de otro modo serían inaccesibles para los seres
humanos. La fermentación microbiana de los compuestos no digeribles de la dieta
puede proporcionar aproximadamente el 10% de la energía diaria
La microbiota intestinal también puede influir en el balance energético
mediante la modificación de la expresión de genes del hospedador implicados en el