Obesidad: pandemia del siglo XXI|37
lipofílicos, que incluyen los contaminantes orgánicos persistentes, pesticidas,
bifenilos policlorados, etc., se ha demostrado que se acumulan en el tejido adiposo.
A su vez, el tejido adiposo hipertrofiado contribuye a un alterado almacenamiento
de agentes tóxicos lipofílicos que pueden alterar el perfil de la expresión de genes
del citocromo P450 en el tejido adiposo blanco. Por último, hay que considerar,
que no solo los contaminantes ambientales pueden modular la expresión de genes
sino que también pueden producir cambios epigenéticos que afecten de manera
transmisible por herencia.
Microbiota intestinal y Obesidad
La microbiota intestinal está constituida por alrededor de 1013 y 1014
bacterias que habitan el intestino humano, agrupadas en cerca de 1,000 especies
bacterianas distintas. Numerosos estudios sugieren que las alteraciones en las
poblaciones bacterianas intestinales podrían conducir a mayor propensión a la
obesidad, al estar implicada en el desarrollo de un estado de inflamación sistémica.
La obesidad se asocia con un estado inflamatorio sistémico que contribuye
al desarrollo de resistencia a la insulina. Sin embargo, los factores involucrados en
la relación del fenotipo obesogénico con el establecimiento de la respuesta
inflamatoria y la pérdida de la sensibilidad a la insulina todavía no han sido
identificados completamente.
La microbiota que coloniza el intestino humano se considera un nuevo
factor implicado en la obesidad y las enfermedades asociadas, por su influencia en
las funciones metabólicas e inmunológicas del hospedador. La función metabólica
de la microbiota intestinal es esencial para la actividad bioquímica global del
organismo, ya que interviene en la obtención de energía de la dieta, la generación
de compuestos absorbibles y la producción de vitaminas.
La microbiota intestinal también regula muchos aspectos de la inmunidad
innata y adquirida, protegiendo al hospedador frente a la invasión de patógenos y
procesos de inflamación crónica. Los desequilibrios en la composición de la
microbiota intestinal se han asociado a una mayor susceptibilidad a las infecciones
a trastornos de base inmunológica y, recientemente, también a la resistencia a la
insulina y al aumento del peso corporal