Obesidad: pandemia del siglo XXI|29
evolución de la obesidad. Paralelamente a la síntesis de ATP, también se generan
especies reactivas de oxígeno o radicales libres de oxígeno, que son una causa
importante de envejecimiento celular y enfermedades degenerativas. De esta
manera, podría ser interesante estudiar el papel de estos metabolitos perjudiciales
y el de las proteínas mitocondriales que participan y controlan su producción,
disipando parte de la energía de la fosforilación oxidativa y disminuyendo así la
eficiencia del proceso. El mantenimiento de la red mitocondrial, optimiza la
oxidación de glucosa, el potencial de membrana, el flujo de protones y la
respiración celular.
Los sustratos energéticos que son empleados principalmente para éste fin,
son los ácidos grasos y la glucosa, ambos a su vez,
han de ser oxidados
adecuadamente, para obtener la energía, que será liberada cuando las necesidades
energéticas de la célula lo demanden. La forma que tiene la molécula de ATP de
proporcionar energía es, mediante la rotura de sus enlaces fosfato que lo
convierten en ADP, AMP y dos grupos fosfato libres. Cuando en la célula existe
suficiente energía se podría producir la reacción inversa es decir obtener ATP a
partir del ADP, el AMP y fosfatos. Se ha observado que en individuos obesos
aparece cierta desorganización estructural caracterizada por la presencia de
mitocondrias en grupos aislados. En este contexto, cada célula contiene un cierto
número de mitocondrias y cada una de ellas puede sufrir una modificación en su
información genética.
En el aspecto patológico de la obesidad, la mitocondria juega un papel
importante, ya que cualquier problema que exista en ellas tiene que afectar el
funcionamiento del sistema generador de energía, que no podría ser utilizado con
la misma eficacia por el organismo, abocándole de manera indefectible a otros
sistemas como únicas formas de obtener el codiciado ATP. A medida que las
mitocondrias son dañadas o inutilizadas, se encuentran cada vez más
imposibilitadas de oxidar las grasas. Especialmente los ácidos grasos que se
infunden en los tejidos, pero que al final no se utilizan porque no se pueden oxidar
y quedan depositados en el órgano o tejido induciendo la resistencia a la insulina,
lo que conduce a más dificultad de utilizar la glucosa. Por otro lado, el tejido
adiposo marrón, debido a su capacidad para desacoplar la respiración