Segundo Curso Avanzado sobre Obesidad - page 320

320|Manuel Benito
perfil lipídico. En primer lugar, eleva las HDL y por tanto disminuye el cociente
LDL/HDL y el riesgo cardiovascular. Además, el ejercicio aumenta el tamaño de las
partículas de LDL y HDL resultando un perfil lipídico menos aterogénico que las
partículas pequeñas de LDL y HDL, propias de los pacientes obesos. Asimismo, un
ejercicio físico regular también disminuye los niveles de triacilglicéridos en
aquellos individuos con valores inicialmente altos, a través de una mejora en la
sensibilidad a la insulina. También el ejercicio físico produce distintas
adaptaciones metabólicas que pueden resultar beneficiosas para el tratamiento de
la obesidad. Se produce un aumento del potencial oxidativo y así, se favorece que
se metabolicen más lípidos e hidratos de carbono de forma aeróbica, produciendo
adaptaciones periféricas muy deseables. Por tanto, el ejercicio físico normaliza el
perfil metabólico y permite la disminución de la morbimortalidad por estas causas.
Para poder combatir esta epidemia mundial que es la obesidad y evitar así
las complicaciones metabólicas y vasculares que están continuamente creciendo,
además de los tratamientos establecidos, tanto la restricción calórica, el ejercicio,
los distintos fármacos o la cirugía, hay que aunar esfuerzos para avanzar en el
conocimiento del tejido adiposo marrón y su prometedor potencial terapéutico
frente a la obesidad y las complicaciones asociadas. Se ha descrito que la respuesta
adaptativa del tejido adiposo marrón a un moderado e intermitente estrés a través
de la activación simpática, podría aumentar la proliferación y diferenciación de
células progenitoras de adipocitos marrones, además de incrementar la masa
mitocondrial y la expresión de UCP-­‐1 en tejido adiposo marrón. Todos estos
efectos, junto con la estimulación de tejido adiposo marrón en los depósitos de
tejido adiposo blanco o en el músculo esquelético, podrían aumentar el gasto
energético y reducir el estrés oxidativo y la adiposidad visceral y en consecuencia,
una mayor resistencia a desarrollar obesidad y enfermedades metabólicas y
vasculares asociadas a la misma.
Curiosamente, el trasplante de tejido adiposo marrón (0.1-­‐0.4 g) a la
cavidad visceral de un ratón es capaz de prevenir la ganancia de peso y mejorar la
homeostasis glucídica en el ratón obeso sometido a dieta grasa. Por otro lado,
como se han identificado que los depósitos de tejido adiposo marrón en humanos
están compuestos por adipocitos beige; estos resultados podrían abrir nuevas vías
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