Page 341 - Medicamentos fantásticos
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Pese a todas sus dudas, concluye con la necesidad de creer en su
existencia pues así lo dicen las Sagradas Escrituras. Sin embargo no decían
nada de sus propiedades curativas.
El médico veneciano Andrea Bacci (1524-1600)612 había establecido
un buen número de pruebas para determinar la actividad sanativa del
cuerno. Paré aconsejaba repetirlas varias veces, pues nunca había obtenido
resultados favorables. Consistían en hacer un círculo, sobre una mesa, con
agua en donde había estado sumergido largo rato el cuerno. En el centro se
ponían escorpiones, arañas o sapos y debían explotar. Paré aseguraba que
eso no sucedía y pasaban tranquilamente por encima. Incluso metió un
sapo en agua en donde había estado sumergido el unicornio y, pasado el
tiempo, se lo encontró tan contento. En cuanto a la propiedad según la cual
si se mete el verdadero unicornio en agua se pone a hervir y salen
pequeñas burbujas, como perlas, sostiene lo inespecífico de la misma, pues
pasa con los cuernos de buey, de elefantes y con cualquier cuerpo poroso.
También se muestra disconforme con el sudor del unicornio en presencia
del veneno. En definitiva, atribuye ciertos efectos al agua de unicornio,
pero debidos al agua en sí, no al cuerno del misterioso animal.
Paré se mostró, en esto como en otras prácticas quirúrgicas y
remedios mágicos basados en la autoridad, totalmente escéptico y
contrario. Ya en su tiempo sufrió los ataques de un autor anónimo, paladín
de las virtudes del unicornio y a quien hubo de contestar.
Si en la actualidad se le considera un precursor de la renovación
quirúrgica, no estaría de más hacerlo también con respecto a al terapéutica
farmacológica. Sin embargo, pese a los altos cargos desempeñados, no dejó
de ser un cirujano no demasiado instruido, desconocedor del latín, con una
612 Andrea BACCI, L’alicorno. Discorso dell’eccellente medico, et filosofo…nel quale si tratta
della natura dell’alicorno e delle sue virtu eccelentissimme, Fiorenza, Giorgio Marescotti, 1573.
la primera edición se hizo en Venecia en 1566.
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existencia pues así lo dicen las Sagradas Escrituras. Sin embargo no decían
nada de sus propiedades curativas.
El médico veneciano Andrea Bacci (1524-1600)612 había establecido
un buen número de pruebas para determinar la actividad sanativa del
cuerno. Paré aconsejaba repetirlas varias veces, pues nunca había obtenido
resultados favorables. Consistían en hacer un círculo, sobre una mesa, con
agua en donde había estado sumergido largo rato el cuerno. En el centro se
ponían escorpiones, arañas o sapos y debían explotar. Paré aseguraba que
eso no sucedía y pasaban tranquilamente por encima. Incluso metió un
sapo en agua en donde había estado sumergido el unicornio y, pasado el
tiempo, se lo encontró tan contento. En cuanto a la propiedad según la cual
si se mete el verdadero unicornio en agua se pone a hervir y salen
pequeñas burbujas, como perlas, sostiene lo inespecífico de la misma, pues
pasa con los cuernos de buey, de elefantes y con cualquier cuerpo poroso.
También se muestra disconforme con el sudor del unicornio en presencia
del veneno. En definitiva, atribuye ciertos efectos al agua de unicornio,
pero debidos al agua en sí, no al cuerno del misterioso animal.
Paré se mostró, en esto como en otras prácticas quirúrgicas y
remedios mágicos basados en la autoridad, totalmente escéptico y
contrario. Ya en su tiempo sufrió los ataques de un autor anónimo, paladín
de las virtudes del unicornio y a quien hubo de contestar.
Si en la actualidad se le considera un precursor de la renovación
quirúrgica, no estaría de más hacerlo también con respecto a al terapéutica
farmacológica. Sin embargo, pese a los altos cargos desempeñados, no dejó
de ser un cirujano no demasiado instruido, desconocedor del latín, con una
612 Andrea BACCI, L’alicorno. Discorso dell’eccellente medico, et filosofo…nel quale si tratta
della natura dell’alicorno e delle sue virtu eccelentissimme, Fiorenza, Giorgio Marescotti, 1573.
la primera edición se hizo en Venecia en 1566.
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