Page 255 - Medicamentos fantásticos
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precipitación o el licor se volverá como leche. Se continúa añadiendo el
Tártaro hasta que no se produzca efervescencia. Luego se dejan posar unos
polvos blancos y sutiles en el fondo. Se separa el licor sobrenadante y se
echa encima agua destilada o común. Se vuelve a dejar reposar y se añade
más agua hasta que salga del mismo color y sabor que si no tuviera nada
disuelto. Los polvos se secan a la sombra y se guardan para usarse.

De la misma manera se preparaba el magisterio de coral, de madre
perlas, de ojos de cangrejo, de granates, de jacintos y de esmeraldas.

Además de en el magisterio, las perlas entraron en otras
composiciones, entre míticas y mágicas, no se sabe bien si exquisitas o
asquerosas. La primera de ellas sería la famosa confección de Alkermes. Se
mantiene en los libros de farmacia desde los primeros textos atribuidos a
Mesué y publicados en el siglo XVI con la quintaesencia de la farmacología
árabe, hasta la cuarta edición de la Farmacopea Hispana.

Un hombre tan ilustrado como Félix Palacios, el introductor de la
química de Lemery en nuestro país, lo incluye en su Palestra405. En esta
fórmula farmacéutica entraban animales, vegetales y minerales: entre los
primeros, capullos de seda, kermes o alkermes, un insecto, el Coccus ilicis L.
parecido a la cochinilla que vive en las hojas de la encina y se utilizaba en
terapéutica y en tintorería; almizcle y ámbar gris. Entre los segundos, zumo
de manzanas camuesas, agua de rosas, azúcar, polvos de sándalo citrino,
canela, aceite de clavos de especia y entre los terceros, lapis lazuli y perlas.
Para efectuar la confección, cuya fórmula había fijado la medieval escuela
de Montpellier, había de emplearse una espátula de marfil.

Sus indicaciones, las habituales en el caso de las perlas: fortifica el
corazón, la cabeza, revive los espíritus, evita la melancolía, impide las
palpitaciones y es buena en los síncopes, a las que se añaden la capacidad
para fortalecer el estómago, resistirse a la putrefacción, lo que la haría

405 Félix PALACIOS, Palestra Pharmacéutica…op., cit., pág. 184-185.

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