Page 166 - Medicamentos fantásticos
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El vinum iriginum consistía en la decocción en vino del eringio
(Eryngium campestre L.) o cardo corredor. Se le suponía capaz de aumentar
la materia generativa.

El vino de miel, hecho a partir de pasas o hirviendo las pasas en
vino. Lo aconsejaba como nutritivo y generativo.

También recomendaba otro para evitar el aborto y conservar el feto,
con apio, mastic, cardamomo, cinamomo, castoreo, iris, otros componentes
diversos y dos libras de azúcar. Servía para fortalecer los músculos que
sostienen a la criatura, impedir las flatulencias y la humedad superflua de
la matriz.

Los vinos laxativos son de compleja preparación. En algunas
ocasiones aconseja injertar la viña con planta de eléboro negro o
escamonea; en ocasiones también con higos o ciruelas. Los frutos
obtenidos serían laxantes. Dado lo complicado del asunto, se obtendría una
acción similar hirviendo higos o ciruelas en vino, si bien reconoce que un
efecto parecido podría obtenerse con el empleo de agua en vez de vino.

El vinum ebolatum se obtiene del cocimiento del Sambucus ebulus L,
ébulo o yezco, en vino al que transmitiría sus facultades purgantes y
diuréticas.

Los vinos oftalmológicos: el vino eufragiatum, preparado con
Euphrasia officinalis L. y azúcar, una planta considerada excelente para la
vista.

Pese a su fama, desde el siglo XVIII se pusieron en entredicho sus
virtudes oftálmicas, que serían nulas por vía bucal. Arnaldo lo
recomendaba para dar fuerza a la visión.

Recomendaba otro preparado con agua de rosas en donde se
hubiera removido óxido de zinc durante un día, o aloe disuelto en algo de
azúcar. Según su parecer, clarifica la visión, reduce las lágrimas y
disminuye los humores o fluidos.

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