Page 42 - Anales RADE vol I n 1
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La función de la Academia iba a ser muy provechosa para la España de
entonces, como lo serían en otro orden de cosas las “Sociedades Económicas de
Amigos del País” (Figura 10) y otras instituciones ilustradas. A la Academia se debe
la implantación y fomento de la nueva arquitectura neoclásica, y la consolidación
de la figura del arquitecto como el verdadero director de las obras, logrando que
no se pudiera ser profesional sin adquirir previamente unos conocimientos
científicos, artísticos y técnicos que certificaría la propia Academia, superando así
el tradicional sistema del arquitecto “practicón”, hecho en la escuela familiar o en
la gremial, un modelo que venía existiendo desde los tiempos medievales.



Figura 10. Informe de la Sociedad Económica de Amigos del País,
al Real y Supremo Consejo de Castilla.

Por esa razón hubo que superar la oposición que al nuevo orden de cosas
oponían las organizaciones gremiales, bien organizadas por entonces y con mucho
poder y fuerza económica en la Sociedad española. Gran arraigo tenía esa tradición
gremial en el área levantina del viejo reino de Aragón, en que las Cofradías de los
artesanos eran elementos básicos en las sociedades urbanas desde hacía siglos: la
fundación en 1786 en Valencia de la Academia de San Carlos, significó la
consolidación en aquella importante zona del país de la filosofía y los propósitos
académicos y de los hombres del llamado “despotismo ilustrado”.

El nuevo estilo iba a reformar también profundamente la arquitectura
cortesana de los primeros borbones, que hasta Carlos III estuvo impregnada de
aromas rococó, para ser asumida principalmente en los reinados de Carlos IV y
sobre todo en el efímero bonapartismo y en Fernando VII, como veremos.




Juan Gómez y González de la Buelga|42
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