Page 39 - Anales RADE vol I n 1
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2.3 Tercera modalidad: el arte palacial cortesano
Todavía es preciso hablar de otra modalidad arquitectónica que tuvo
también presencia en la España borbónica y que se ha dado en llamar “arte
cortesano”. Tuvo su representación formal en los Palacios Reales construidos por
todas las monarquías europeas.
En 1734 se produjo en Madrid el incendio del viejo Alcázar de los Austrias, y
su demolición total posterior, tras de lo cual Felipe V decidió construir un Nuevo
Palacio para sustituir al anterior que carecía de la nobleza que deseaba proclamar
en nuestro país la nueva dinastía francesa. Y para ello mandó llamar al arquitecto
más prestigioso de Europa: el abate Juvara, que desarrolló un proyecto de acuerdo
con esa arquitectura que las diferentes monarquías europeas habían hecho ya
suyas, desde San Petersburgo a Versalles, proclamando la grandeza monárquica
tanto por la enormidad de los edificios y de sus extensos jardines como por la
riqueza de los materiales empleados: piedras y mármoles raros extraídos de
lejanas y costosas canteras. El nuevo palacio fue llevado a cabo por J. Battista
Sachetti, venido también de Italia para sustituir a su maestro Juvara fallecido y se
convertiría en el estandarte de la nueva arquitectura palacial borbónica (Figura 7).
Figura 7. Palacio Real de Madrid, del arquitecto J. B. Sachetti.
Esta arquitectura palacial recogía algunos de los elementos más
característicos de la época renacentista miguelangelesca, de fachadas articuladas
por columnas o pilastras gigantes, que abarcaban 2 ó 3 plantas apoyadas en un alto
zócalo almohadillado que correspondía a la planta baja. Era esta una fórmula que
podía ser repetida en las fachadas de los palacios insistentemente, aliviadas en
todo caso en su monotonía con chatos torreones en las esquinas y grandes áticos
39| El Neoclasicismo académico en la arquitectura española
Todavía es preciso hablar de otra modalidad arquitectónica que tuvo
también presencia en la España borbónica y que se ha dado en llamar “arte
cortesano”. Tuvo su representación formal en los Palacios Reales construidos por
todas las monarquías europeas.
En 1734 se produjo en Madrid el incendio del viejo Alcázar de los Austrias, y
su demolición total posterior, tras de lo cual Felipe V decidió construir un Nuevo
Palacio para sustituir al anterior que carecía de la nobleza que deseaba proclamar
en nuestro país la nueva dinastía francesa. Y para ello mandó llamar al arquitecto
más prestigioso de Europa: el abate Juvara, que desarrolló un proyecto de acuerdo
con esa arquitectura que las diferentes monarquías europeas habían hecho ya
suyas, desde San Petersburgo a Versalles, proclamando la grandeza monárquica
tanto por la enormidad de los edificios y de sus extensos jardines como por la
riqueza de los materiales empleados: piedras y mármoles raros extraídos de
lejanas y costosas canteras. El nuevo palacio fue llevado a cabo por J. Battista
Sachetti, venido también de Italia para sustituir a su maestro Juvara fallecido y se
convertiría en el estandarte de la nueva arquitectura palacial borbónica (Figura 7).
Figura 7. Palacio Real de Madrid, del arquitecto J. B. Sachetti.
Esta arquitectura palacial recogía algunos de los elementos más
característicos de la época renacentista miguelangelesca, de fachadas articuladas
por columnas o pilastras gigantes, que abarcaban 2 ó 3 plantas apoyadas en un alto
zócalo almohadillado que correspondía a la planta baja. Era esta una fórmula que
podía ser repetida en las fachadas de los palacios insistentemente, aliviadas en
todo caso en su monotonía con chatos torreones en las esquinas y grandes áticos
39| El Neoclasicismo académico en la arquitectura española