Page 200 - Medicamentos fantásticos
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Figura 148. Puerro, Macer Durante el Renacimiento, el agronomista, Gabriel Alonso de
Floridus, op., cit. Herrera,334 lo trata con bastante extensión.

Entre sus virtudes estaría la de aclarar la voz, conocida por Nerón,
quien achacaba la pureza de la suya a la ingesta de las verduras crudas.

También quitaría la tos, desopilaría el hígado, evitaría la sangre
esputada y, como no, alargaría el huelgo. Para ello había de beberse con
ellos agua de cebada o comerlos con miel.

Si se comen mucho dan dolor de cabeza y provocan sueños pesados
y espantables.

Entre las otras muchísimas propiedades aparejaría a las mujeres a
concebir y empreñarse y serviría contra las setas y hongos ponzoñosos y
aún contra las mordeduras de animales venenosos.

Ahora bien, debían precaverse de comerlos crudos por la noche los
coléricos y los melancólicos, pues queman mucho la sangre.

Para Nuñez de Oria335, quien sigue a Avicena, es caliente en tercer
grado y seco.

Se muestra de acuerdo con algunas virtudes antes señaladas como
el incitar a la lujuria, la posibilidad de sanar la mordedura de víbora o
limpiar los pulmones, con la condición de comerse crudo. Si no es así son
mayores los defectos: daña al estómago y a los nervios y engendra una
humosidad negra, a manera de melancolía, capaz de producir sueños muy
espantosos. Por eso daña a los maníacos. Para evitarlo han de comerse tras
ellos unas verdolagas o lechugas o achicorias.

Mucho antes del siglo XIX dejó las boticas –si alguna vez entró en
ellas- y se quedó definitivamente en las mesas. En el Diccionario de

334 Gabriel ALONSO DE HERRERA, Obra de agricultura…op., cit., libro IV, cap. XXXI, fol.
CXIX-CXIXV.
335 Francisco NUÑEZ DE ORIA, Regimiento y Aviso de Sanidad…, op., cit., p. 215.

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