Page 192 - Medicamentos fantásticos
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Figura 140. Ajo ijada y contra los lamparones. A los locos se les da crudo y a los frenéticos
salvaje, Ioanne cocido. Majado en vinagre, contra el dolor de muelas. Si se escupe sangre,
LONICERO, asado. Sana la lepra y el fuego de San Antón. Cura la gota coral. Mejora la
Pedanii fiebre cuartana. Produce sueño y pone el cuerpo colorado, además de todas
Dioscoridis las propiedades reseñadas por Dioscórides.
Anazarbei,
op., cit. Como contrapartida, embota la vista, daña el estómago si se come
mucho y causa mucha sed.
En definitiva, el ajo, entre los romanos se tenía por una auténtica
triaca; un verdadero curalotodo.
Durante el Renacimiento, Andrés Laguna lo clasifica como caliente y
seco en segundo grado y recuerda a Galeno, quien ya los denominaba
theriaca de rústicas gentes. Con ese nombre, la triaca del villano, fueron
conocidos durante muchos siglos.
Gabriel Alonso de Herrera314 los llama triaca de los labradores.
Además de las virtudes citadas, los aconseja para desopilar el hígado,
contra el dolor ciático, para alargar el huelgo e incitar a la lujuria (son
lujuriosos, dice el autor). Resultarían buenos para evitar los daños de las
malas aguas; su zumo, instilado en la boca, quita las sanguijuelas cuando se
hubieren quedado en la garganta.
En el librillo renacentista atribuido a Arnaldo de Villanova, aunque
de procedencia apócrifa, llamado Tesoro de los pobres,315 lamentable
centón de remedios populares aún más inverosímiles que los hasta ahora
descritos, el ajo se recomienda para la mordedura de serpientes, aunque no
se le otorga demasiada importancia.
Curiosamente, Francisco Nuñez de Oria, el nutricionista, no se
muestra muy partidario de ellos. Les atribuye un grado más de calor y
314 Gabriel ALONSO DE HERRERA, Libro de Agricultura…op., cit., Lib. IV, cap. VIII, fol. CIV.
315 Arnaldo de VILLANOVA, Libro de Medicina. Llamado Thesoro de pobres, Barcelona, Fernat
Cuçana, 1596, fol. 49v.
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salvaje, Ioanne cocido. Majado en vinagre, contra el dolor de muelas. Si se escupe sangre,
LONICERO, asado. Sana la lepra y el fuego de San Antón. Cura la gota coral. Mejora la
Pedanii fiebre cuartana. Produce sueño y pone el cuerpo colorado, además de todas
Dioscoridis las propiedades reseñadas por Dioscórides.
Anazarbei,
op., cit. Como contrapartida, embota la vista, daña el estómago si se come
mucho y causa mucha sed.
En definitiva, el ajo, entre los romanos se tenía por una auténtica
triaca; un verdadero curalotodo.
Durante el Renacimiento, Andrés Laguna lo clasifica como caliente y
seco en segundo grado y recuerda a Galeno, quien ya los denominaba
theriaca de rústicas gentes. Con ese nombre, la triaca del villano, fueron
conocidos durante muchos siglos.
Gabriel Alonso de Herrera314 los llama triaca de los labradores.
Además de las virtudes citadas, los aconseja para desopilar el hígado,
contra el dolor ciático, para alargar el huelgo e incitar a la lujuria (son
lujuriosos, dice el autor). Resultarían buenos para evitar los daños de las
malas aguas; su zumo, instilado en la boca, quita las sanguijuelas cuando se
hubieren quedado en la garganta.
En el librillo renacentista atribuido a Arnaldo de Villanova, aunque
de procedencia apócrifa, llamado Tesoro de los pobres,315 lamentable
centón de remedios populares aún más inverosímiles que los hasta ahora
descritos, el ajo se recomienda para la mordedura de serpientes, aunque no
se le otorga demasiada importancia.
Curiosamente, Francisco Nuñez de Oria, el nutricionista, no se
muestra muy partidario de ellos. Les atribuye un grado más de calor y
314 Gabriel ALONSO DE HERRERA, Libro de Agricultura…op., cit., Lib. IV, cap. VIII, fol. CIV.
315 Arnaldo de VILLANOVA, Libro de Medicina. Llamado Thesoro de pobres, Barcelona, Fernat
Cuçana, 1596, fol. 49v.
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