Page 189 - Medicamentos fantásticos
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El gran vino añejo Anibal de Málaga se publicitaba como el mejor Figura 137.
vino reconstituyente, aunque no sé si se vendía en farmacias, droguerías o Vino de pepsina, un
ultramarinos. específico
dispensado en las
Los vinos de Jerez quinados, comercializados en su calidad de farmacias españolas
tónicos, aperitivos y digestivos son innumerables: tenemos el denominado a principios del siglo
“La Pureza” y el asombrosamente llamado “vino de Jesucristo” con una XX.
estampilla en donde se ve al Salvador durante la última cena y la siguiente
equívoca leyenda bajo la imagen: “el mejor aperitivo y el más potente
restaurador del mundo recomendado por eminencias médicas de todos los
países”.
Por el mismo derrotero religioso tenemos el “Monja-quina”, la
“Quina Santa Catalina” o el “Jerez Viejo San Antonio”, especial para
enfermos.
En el epígrafe monárquico, el “Jerez Quina Maqueda & Cia.”, se
adorna con una fotografía de Alfonso XIII, lo mismo que el “Vino quinado de
Luis G. Gordon”.
Con un tono propagandístico muy diferente, nos encontramos con el
“Jerez Quina El Minero” o el “Jerez Quina el Vizcaíno”, en donde, para no
llamar a confusión, la imagen del campesino, vasco y fumador, se subraya
con una bandera española en donde viene el nombre del importador.
A partir de los años cincuenta, los vinos abandonaron las boticas y
se fueron primero a las tabernas, luego a los bares y más tarde al baúl de
los recuerdos de donde, de vez en cuando, surge algún vino quinado
empleado como aperitivo.
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vino reconstituyente, aunque no sé si se vendía en farmacias, droguerías o Vino de pepsina, un
ultramarinos. específico
dispensado en las
Los vinos de Jerez quinados, comercializados en su calidad de farmacias españolas
tónicos, aperitivos y digestivos son innumerables: tenemos el denominado a principios del siglo
“La Pureza” y el asombrosamente llamado “vino de Jesucristo” con una XX.
estampilla en donde se ve al Salvador durante la última cena y la siguiente
equívoca leyenda bajo la imagen: “el mejor aperitivo y el más potente
restaurador del mundo recomendado por eminencias médicas de todos los
países”.
Por el mismo derrotero religioso tenemos el “Monja-quina”, la
“Quina Santa Catalina” o el “Jerez Viejo San Antonio”, especial para
enfermos.
En el epígrafe monárquico, el “Jerez Quina Maqueda & Cia.”, se
adorna con una fotografía de Alfonso XIII, lo mismo que el “Vino quinado de
Luis G. Gordon”.
Con un tono propagandístico muy diferente, nos encontramos con el
“Jerez Quina El Minero” o el “Jerez Quina el Vizcaíno”, en donde, para no
llamar a confusión, la imagen del campesino, vasco y fumador, se subraya
con una bandera española en donde viene el nombre del importador.
A partir de los años cincuenta, los vinos abandonaron las boticas y
se fueron primero a las tabernas, luego a los bares y más tarde al baúl de
los recuerdos de donde, de vez en cuando, surge algún vino quinado
empleado como aperitivo.
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