Page 116 - Medicamentos fantásticos
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Figura 82. Mandrágora, Libro Entre sus virtudes sólo destaca la de producir sueño.
de los medicamentos simples…
op., cit. Muy distinta actitud tomó, como vimos, Joan Wier y, todavía más
extremada, su maestro Paracelso (1493-1541). A él, considerado precursor
de tantas cosas, unas de clara modernidad y otras relacionadas con el
ocultismo, se le tiene por iniciador de la palingenesia o regeneración de los
cuerpos en su aspecto más extremo.

Cuando dice: “de ahí se desprende que una fuerza primi entes (de
primera entidad) se halla encerrada en una vasija y llevada a este punto, que
puede dar nacimiento dentro de esta misma vasija a una forma de la misma
planta, sin el socorro de una tierra; y que cuando esta planta ha llegado al
término de su crecimiento, lo que ella ha engendrado no es precisamente un
corpus (cuerpo), toda vez que por causa primera no tuvo un liquidum terrae,
y su nacimiento es algo que no tiene existencia más que para el ojo, una cosa
que el dedo convierte en estado de jugo; no es más que un humo afectando la
forma de una sustancia, pero que no ofrece jamás presencia corpórea; es
decir algo inmaterial, que no es susceptible de impresionar al sentido del
tacto”, en lo que sería la “palingenesia de las sombras”, capaz de reproducir
el cuerpo astral de un animal o vegetal.

En cuanto a la palingenesia de los cuerpos, que tiende a acelerar la
vegetación en las plantas y reconstruir los cuerpos animales destruidos,
dice:

“Coged un pájaro acabado de salir del huevo, encerradlo
herméticamente en una marmita y reducidlo a cenizas por medio de un fuego
conveniente. Introducid en seguida el recipiente con las cenizas del pájaro en
un montón de estiércol de caballo y dejadlo allí hasta que se haya formado
una sustancia viscosa (producida por la ceniza y los aceites empireumáticos);
colocad después dicha sustancia dentro de una cáscara de huevo; cerrad ésta

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