Page 118 - Medicamentos fantásticos
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utensilios: la vara, los círculos…, tras la planta surgirían los demonios y
darían buena cuenta del recolector177.
Una vez extraída, para darle vida, el mago acudía a alguna de las
prácticas criticadas socarronamente por Laguna para tratar de imitar un
homúnculo178. El español ni siquiera las reseña como tal, las tiene
simplemente por picardías de embaucadores para engañar a mujeres
deseosas de quedarse embarazadas.
Como los fracasos eran continuados, se recomendó una hermosa
manera de sacar la raíz, muy similar a la leyenda tejida, a lo largo del
medioevo, para cazar el unicornio. Se trataba de encontrar a una joven
virgen de unos veinte años, con una larga cabellera. Se le cortaba el pelo y,
con él, se confeccionaba una cuerda suficientemente larga. El día adecuado
desde el punto de vista astral, iba hasta un cementerio, o un patíbulo, en
donde se hubiera localizado la mandrágora; después de cavar con cuidado,
se ataba la cuerda hecha con el pelo a un perro negro. La virgen se tapaba
los oídos con cera y llamaba dulcemente al can quien arrancaba la planta
sin daño, aunque moría en el intento. Para acallar “el grito que mata” de la
planta, se aconsejaba tocar el olifante durante el momento crítico.
Un rito verdaderamente sugerente y poético.
Otros sólo aconsejaban recolectarla la víspera del día de Todos los
Santos o la noche de San Juan, cerca de un cementerio y luego de haber
trazado tres círculos concéntricos alrededor de la planta.
Según nos cuenta el médico Wier, hubo durante el Renacimiento un
gran comercio de esta planta, a la que se atribuían propiedades mágicas
tales como proteger a su poseedor de los peligros en combate, en las
tempestades, ayudar a buscar tesoros ocultos, conservar la salud,
177 G. LE ROUGE, La mandragore maguique, Teraphims, Golems, Androïdes, Homuncules,
Paris, 1912.
178 J. BOUQUET, Figures de la mandragore, plante démoniaque, Paris : impr. Wallon, 1937.
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darían buena cuenta del recolector177.
Una vez extraída, para darle vida, el mago acudía a alguna de las
prácticas criticadas socarronamente por Laguna para tratar de imitar un
homúnculo178. El español ni siquiera las reseña como tal, las tiene
simplemente por picardías de embaucadores para engañar a mujeres
deseosas de quedarse embarazadas.
Como los fracasos eran continuados, se recomendó una hermosa
manera de sacar la raíz, muy similar a la leyenda tejida, a lo largo del
medioevo, para cazar el unicornio. Se trataba de encontrar a una joven
virgen de unos veinte años, con una larga cabellera. Se le cortaba el pelo y,
con él, se confeccionaba una cuerda suficientemente larga. El día adecuado
desde el punto de vista astral, iba hasta un cementerio, o un patíbulo, en
donde se hubiera localizado la mandrágora; después de cavar con cuidado,
se ataba la cuerda hecha con el pelo a un perro negro. La virgen se tapaba
los oídos con cera y llamaba dulcemente al can quien arrancaba la planta
sin daño, aunque moría en el intento. Para acallar “el grito que mata” de la
planta, se aconsejaba tocar el olifante durante el momento crítico.
Un rito verdaderamente sugerente y poético.
Otros sólo aconsejaban recolectarla la víspera del día de Todos los
Santos o la noche de San Juan, cerca de un cementerio y luego de haber
trazado tres círculos concéntricos alrededor de la planta.
Según nos cuenta el médico Wier, hubo durante el Renacimiento un
gran comercio de esta planta, a la que se atribuían propiedades mágicas
tales como proteger a su poseedor de los peligros en combate, en las
tempestades, ayudar a buscar tesoros ocultos, conservar la salud,
177 G. LE ROUGE, La mandragore maguique, Teraphims, Golems, Androïdes, Homuncules,
Paris, 1912.
178 J. BOUQUET, Figures de la mandragore, plante démoniaque, Paris : impr. Wallon, 1937.
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