Page 119 - Medicamentos fantásticos
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conseguir el amor y la riqueza material. Algunos las guardaban en cofres
ricamente ornamentados, las vestían con hermosas telas y les ofrecían
comida y bebida; las bañaban los sábados en vino y las rezaban
devotamente179.
Precisamente una de las acusaciones por las que fue quemada Juana
de Arco (1412-1431) fue la de brujería. Se la imputaba por llevar una
mandrágora en su seno. La inculpaban de esperar mediante ella tener
suerte en riquezas y cosas temporales y haber atribuido tal virtud o efecto
a la raíz.180
El crédulo jesuita español Martín del Río (1551-1608) en sus Figura 84. Mandrágora hembra,
Disquisiciones mágicas181 cuenta una historia según la cual una mandrágora Tomás, VELARDE JURADO,
llegó, por sus propios medios, ante el tribunal inquisitorial en donde se Tratado de raras y peregrinas
interrogaba a un brujo, el cual la requirió mediante encantamiento. Los hierbas, op., cit.
jueces mandaron trocearla y arrojarla al fuego.
Pese a la posibilidad de ser acusado de brujería, la mandrágora
cobró mucha popularidad y las gentes la llevaban sobre sí, en forma de
amuleto, o la colgaban en cualquier lugar de sus moradas182.
Se dice que Carlos V dejó dos mandrágoras en un estuche de cuero y Figura 85a. Escenas de
que Rodolfo II vestía una casaca fabricada con fibras de mandrágora, a la brujerías, Franciscus Maria
cual se le atribuía la capacidad de hacerle invulnerable. GUACIUS, Compendium
Maleficarum, Mediolani:
Algunos curanderos la empleaban para hacer filtros que hoy Collegi Ambrosiani, 1626.
llamaríamos psicotrópicos. Quienes los utilizaban, alucinaban y se sentían
179 Además de la obra de Joan WIER, Histoires disputes et discours…op., cit., en A. CHÉRUEL,
Dictionnarie historique des Institutions, Mœurs et Coutumes de la France, París : Hachette,
1855, se recoge la historia de un burgués que conservaba una mandrágora en París, el año
1429, con gran riqueza y de la manera descrita, con la esperanza de no ser jamás pobre.
180 Émile LEMIRE, Le Procès de Jeanne d’Arc au jour le jour. (Interrogatoire du 1 mars 1431),
Rouen : impr. édit. De la Vicomté, 1931.
181 Martín Antonio DEL RÍO, Disquisitionum magicarum libri sex: quipus continetur accurata
curiosarum artium & vanarum superstitionum confutatio utilis theologis Jurisconsultos,
medicis, philologis, Lugduni: apud Horatium Cardon, 1608.
182 M. COLLIN DE PLANCY, Diccionario infernal, Barcelona: Taber, D.L. 1968.
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ricamente ornamentados, las vestían con hermosas telas y les ofrecían
comida y bebida; las bañaban los sábados en vino y las rezaban
devotamente179.
Precisamente una de las acusaciones por las que fue quemada Juana
de Arco (1412-1431) fue la de brujería. Se la imputaba por llevar una
mandrágora en su seno. La inculpaban de esperar mediante ella tener
suerte en riquezas y cosas temporales y haber atribuido tal virtud o efecto
a la raíz.180
El crédulo jesuita español Martín del Río (1551-1608) en sus Figura 84. Mandrágora hembra,
Disquisiciones mágicas181 cuenta una historia según la cual una mandrágora Tomás, VELARDE JURADO,
llegó, por sus propios medios, ante el tribunal inquisitorial en donde se Tratado de raras y peregrinas
interrogaba a un brujo, el cual la requirió mediante encantamiento. Los hierbas, op., cit.
jueces mandaron trocearla y arrojarla al fuego.
Pese a la posibilidad de ser acusado de brujería, la mandrágora
cobró mucha popularidad y las gentes la llevaban sobre sí, en forma de
amuleto, o la colgaban en cualquier lugar de sus moradas182.
Se dice que Carlos V dejó dos mandrágoras en un estuche de cuero y Figura 85a. Escenas de
que Rodolfo II vestía una casaca fabricada con fibras de mandrágora, a la brujerías, Franciscus Maria
cual se le atribuía la capacidad de hacerle invulnerable. GUACIUS, Compendium
Maleficarum, Mediolani:
Algunos curanderos la empleaban para hacer filtros que hoy Collegi Ambrosiani, 1626.
llamaríamos psicotrópicos. Quienes los utilizaban, alucinaban y se sentían
179 Además de la obra de Joan WIER, Histoires disputes et discours…op., cit., en A. CHÉRUEL,
Dictionnarie historique des Institutions, Mœurs et Coutumes de la France, París : Hachette,
1855, se recoge la historia de un burgués que conservaba una mandrágora en París, el año
1429, con gran riqueza y de la manera descrita, con la esperanza de no ser jamás pobre.
180 Émile LEMIRE, Le Procès de Jeanne d’Arc au jour le jour. (Interrogatoire du 1 mars 1431),
Rouen : impr. édit. De la Vicomté, 1931.
181 Martín Antonio DEL RÍO, Disquisitionum magicarum libri sex: quipus continetur accurata
curiosarum artium & vanarum superstitionum confutatio utilis theologis Jurisconsultos,
medicis, philologis, Lugduni: apud Horatium Cardon, 1608.
182 M. COLLIN DE PLANCY, Diccionario infernal, Barcelona: Taber, D.L. 1968.
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