Page 117 - Medicamentos fantásticos
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con gran cuidado y ponedla en incubación natural. Veréis entonces aparecer Figura 83. Mandrágora macho,
el pájaro que había sido reducido a cenizas”.175 Tomás, VELARDE JURADO,
Tratado de raras y peregrinas
En esta dirección, algunos magos intentaron usar mandrágoras para hierbas, Madrid: Francisco
conseguir homúnculos, capaces de la suprema sabiduría del espíritu, de Sanz, 1674.
disponer a su gusto de las fuerzas terrestres y de los conocimientos del
más allá. Serían parecidos al Golem de los cabalistas.

Parten de la idea de Tito Lucrecio Caro, antes expuesta. Todo lo
existente nacería de una especie de matrices enraizadas. Las mandrágoras,
con forma humana y capacidad genésica reconocida en La Biblia,
resultarían excelentes para intentar el paso entre el vegetal y lo humano. El
proceso resultaría complicado. Dependería del exacto ritual capaz de fijar
en la raíz los espíritus elementales de los humanos, extraídos de los
cuerpos, de la sangre y del esperma tras la desintegración de la envoltura
carnal.176 Por eso los magos trataban de encontrar las mandrágoras bajo
las horcas, en los cementerios y en los campos de batalla; en todos los
lugares en donde hubieran podido empaparse de los espíritus elementales
humanos tras la descomposición corpórea. Debían de tener en cuenta el
momento propicio en el que Saturno y la Luna, astros fríos por excelencia,
se encontraban en posición ascendente. La recolecta debía hacerse en
sábado, el día saturniano, vestido con una túnica negra ribeteada de blanco,
en honor a Saturno (negro) y a la Luna (blanco), tocado con una tiara de
plomo, el metal saturniano; con la seguridad de que si se equivocaba en
algún rito la planta tomaría cumplida venganza. Si confundía alguna de las
complejas liturgias mágicas u olvidaba el uso de cualquiera de sus

175 Paracelso citado por Rodolfo PUTZ, Botánica oculta. Las plantas mágicas según Paracelso,
Barcelona: editorial Pons (reedición, 1994), pág. 168.
176 Louis TERCINET, Vue d’ensemble sur une Solanacée délaissée par la Pharmacopée
moderne : la mandragore, Lille : Impreimerie du Service du Matériel, 1948, pág. 17.

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