Page 113 - Medicamentos fantásticos
P. 113
La Edad Media en la Europa Occidental cristiana

Durante la Alta Edad Media, San Isidoro169 relaciona su nombre con
el olor suave del fruto, del tamaño de una manzana. A consecuencia de ello
los latinos la denominan manzana de tierra (malum terrae). Atribuye a los
poetas el nombre de antropomorfos, por la similitud de la raíz con el cuerpo
humano. Explica sus propiedades anestésicas. Se da a beber a quienes han
de ser intervenidos quirúrgicamente para evitar el dolor con el sopor
derivado de su ingesta. Habla del macho y de la hembra, pero no se
extiende en otras consideraciones legendarias.

Diferente es el caso de Santa Hildegarda de Bingen (1078-1179)170,
la pitonisa teutona.

Para ella, la mandrágora está constituida de la misma tierra que el
primer hombre. Por eso estuvo expuesta a las tentaciones demoníacas
mucho más que el resto de las plantas.

De acuerdo con estas creencias, sugiere un tratamiento del dolor en
donde desaparece la antigua actividad empírica, peligrosa pero eficaz, y se
sustituye por una práctica mágica cristianizada, a medio camino entre la
plegaria y la terapéutica sustitutiva.

Quien sufre debe coger una de sus raíces, lavarla cuidadosamente,
introducirla en su lecho y rezar la siguiente oración: “Dios mío, tú que has
creado al hombre de arcilla sin dolor, considera que coloco cerca de mí la
misma tierra que no ha pecado todavía, con el fin de que esta carne criminal
obtenga la paz que poseía antes”.

En contra de la corriente posterior que la empleó para filtros
amorosos bebidos, ella recomienda un talismán capaz de ayudar a resistir
la lujuria.

169 San ISIDORO, Etimologías, op., cit., XVII, 9, 30.
170 Santa HILDEGARDA, Physica Sante Hildegardiis, Argentorati, 1533.

113
   108   109   110   111   112   113   114   115   116   117   118