Page 81 - Medicamentos fantásticos
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Desde finales del XVII a principios del XVIII, se había sugerido su
actividad contra la mordedura de serpientes venenosas.

Guillermo Oliver, un médico inglés, en 1734 se hacía morder por
víboras en el pecho y en el brazo. A continuación se frotaba
abundantemente con aceite de olivas y, según él, sanaba, aunque no
sabemos cuales eran esas víboras empleadas en el experimento. Poco
después, en la Sociedad Médica de Londres se curó con aceite hirviente a
una persona mordida en una pierna. Se comenzaron a hacer experiencias
en perros, gatos y palomas, con resultados ambiguos y discordantes.

Abramo Vater publicó en 1735 una memoria titulada De antidoto
novo adversus viperarum morsum praestantissimo. Como no podía ser de
otro modo, poco después Murray y Linneo demostraron la absoluta
inutilidad del método98.

En el siglo XIX, el aceite de oliva se empleó, además de en nutrición,
como emoliente, laxante ligero, antihelmíntico y, excipiente, en la
preparación de todos los aceites medicinales.

Por sí mismo es un bálsamo natural. Mezclado con vino es el
fármaco empleado por el Buen Samaritano para curar a cuantos encontró
heridos en su camino.

Para la terapéutica es la base de los aceites compuestos, los ceratos,
los bálsamos, los ungüentos y los emplastos.

En la farmacia de la Edad Moderna, se entendía por aceite cualquier
principio vegetal, animal o mineral, líquido, más ligero que el agua e
inmiscible con ella. Se distinguían los fijos y los volátiles, pero también se
dieron ese nombre a todos los preparados con aspecto oleoso, aunque no
tuviera nada que ver con los aceites.

98 Alberico BENEDICENTI, Malati-medici e farmacisti. Storia dei rimedi traversa i secoli e delle
teorie che ne spiegano l’azione sull’organismo, Milano: Ulrico Hoepli, 1925, tomo II, págs.
1173-1174.

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