Page 83 - Medicamentos fantásticos
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Se la suponía útil para hacer huir a los demonios y detener las
tempestades en alta mar.
Muchos tratados del corpus hipocraticum le atribuyen propiedades
terapéuticas, aunque su uso se fue reduciendo a favorecer la menstruación,
curar enfermedades femeninas y, en ocasiones, las fiebres.
Ciertas enfermedades de origen entonces difuso y casi imposible
curación, con manifestaciones más o menos cíclicas, como la epilepsia, se
relacionaban con los ciclos lunares. Por eso se empleaba también la peonía
para curarlas. Se colocaban collares al cuello del paciente, formados por
simientes o rodajas del tubérculo. Podemos suponer la inutilidad del
remedio, salvo en lo referente al efecto sugestivo o placebo. En este caso,
sin embargo, conocemos en la actualidad los principios tóxicos existentes
en la planta y lo muy peligroso de su empleo, con lo cual son previsibles
más accidentes graves que efectos sugestivos positivos.
Dioscórides102 distingue entre el macho y la hembra y Andrés
Laguna, en el siglo XVI, la recomienda contra la gota coral (epilepsia), tanto
bebida como colgada al cuello, circunstancia no tenida en cuenta por los
Dioscórides griegos.
Se hace eco de sus facultades mágicas. La aconseja contra el humor
melancólico “y aún dicen, que adonde ella estuviere, no entran malignos
espíritus, ni fantasmas, ni brujas”.
Todavía en el siglo XVIII, aparece en la segunda edición (1762) de la
Farmacopea nacional, la Matritense, como un simple del julepe cefálico o
capital, junto a los castoreos y el cráneo humano, utilizado contra la
epilepsia, las afecciones convulsivas y los dolores persistentes de cabeza. El
polvo imperial, contra la epilepsia, la apoplejía y la parálisis; el polvo de
Guteta, con muérdago, pezuña de la Gran Bestia, cráneo humano, jacintos,
102 Andrés LAGUNA, Pedacio DIOSCÓRIDES, Materia médica op., cit., libr III, cap. CLI.
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tempestades en alta mar.
Muchos tratados del corpus hipocraticum le atribuyen propiedades
terapéuticas, aunque su uso se fue reduciendo a favorecer la menstruación,
curar enfermedades femeninas y, en ocasiones, las fiebres.
Ciertas enfermedades de origen entonces difuso y casi imposible
curación, con manifestaciones más o menos cíclicas, como la epilepsia, se
relacionaban con los ciclos lunares. Por eso se empleaba también la peonía
para curarlas. Se colocaban collares al cuello del paciente, formados por
simientes o rodajas del tubérculo. Podemos suponer la inutilidad del
remedio, salvo en lo referente al efecto sugestivo o placebo. En este caso,
sin embargo, conocemos en la actualidad los principios tóxicos existentes
en la planta y lo muy peligroso de su empleo, con lo cual son previsibles
más accidentes graves que efectos sugestivos positivos.
Dioscórides102 distingue entre el macho y la hembra y Andrés
Laguna, en el siglo XVI, la recomienda contra la gota coral (epilepsia), tanto
bebida como colgada al cuello, circunstancia no tenida en cuenta por los
Dioscórides griegos.
Se hace eco de sus facultades mágicas. La aconseja contra el humor
melancólico “y aún dicen, que adonde ella estuviere, no entran malignos
espíritus, ni fantasmas, ni brujas”.
Todavía en el siglo XVIII, aparece en la segunda edición (1762) de la
Farmacopea nacional, la Matritense, como un simple del julepe cefálico o
capital, junto a los castoreos y el cráneo humano, utilizado contra la
epilepsia, las afecciones convulsivas y los dolores persistentes de cabeza. El
polvo imperial, contra la epilepsia, la apoplejía y la parálisis; el polvo de
Guteta, con muérdago, pezuña de la Gran Bestia, cráneo humano, jacintos,
102 Andrés LAGUNA, Pedacio DIOSCÓRIDES, Materia médica op., cit., libr III, cap. CLI.
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