Page 107 - Medicamentos fantásticos
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En su Historia de las Plantas149 aconseja a los recolectores guardarse
del viento en contra. Antes de sacarla debían formar tres círculos a su
alrededor con una espada. Para hacerla aflorar de la tierra debían ponerse
de espaldas a ella y mirar al poniente.
Sus palabras las reproduce Cayo Plinio Segundo (s.I). En su Historia
Natural150 escribe:
“Los que la han de cavar y sacar, se guardan del viento contrario, y
antes con un cuchillo la rodean alrededor con tres círculos. Después cavan
mirando hacia Poniente”.
Advierte de la violencia de su perfume, de su capacidad de aturdir y
de la posibilidad de matar si se equivoca la dosis; si se acierta con ella
produce sopor. La administran para embotar los sentidos a los mordidos
por serpientes, antes de cortar o pinchar. A algunos para dormirse les
basta con el olor exhalado. A veces se administraba su jugo, en lugar del
eléboro, aunque este último se consideraba más activo si se trataba de
evacuar la bilis negra, la causante de la melancolía.
Dioscórides151 la denomina Circea 152 por su utilidad en los conjuros
y encantamientos.
Explica como cuecen sus raíces en vino y se lo dan a quienes sufren
insomnio o antes de cortar o cauterizar. –Uno de los primeros anestésicos,
peligroso, pero con auténtica actividad para insensibilizar al operado-.
También lo considera un buen purgante para la melancolía, como el
eléboro, con la precaución de cuidar la cantidad para no hacer morir al
enfermo.
149 TEOFRASTO, Historia de las plantas, intro., trad., y notas María DÍAZ-RAGAÑON, Madrid:
Gredos, 1988. IX, 9.
150 Cayo PLINIO II, Historia Natural, traducida por Jerónimo de la Huerta, Madrid: Juan
González, 1629, libro XXV, cap. XIII, pág. 393.
151 Andrés LAGUNA, Pedacio DIOSCÓRIDES, Materia médica op., cit., libr. IV, cap. LXXVII.
152 Circe, hija de Helio y de la oceánide Perse, según otros de Hécate. Esposa de Minos.
Aparece en La Odisea. Es una hechicera.
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del viento en contra. Antes de sacarla debían formar tres círculos a su
alrededor con una espada. Para hacerla aflorar de la tierra debían ponerse
de espaldas a ella y mirar al poniente.
Sus palabras las reproduce Cayo Plinio Segundo (s.I). En su Historia
Natural150 escribe:
“Los que la han de cavar y sacar, se guardan del viento contrario, y
antes con un cuchillo la rodean alrededor con tres círculos. Después cavan
mirando hacia Poniente”.
Advierte de la violencia de su perfume, de su capacidad de aturdir y
de la posibilidad de matar si se equivoca la dosis; si se acierta con ella
produce sopor. La administran para embotar los sentidos a los mordidos
por serpientes, antes de cortar o pinchar. A algunos para dormirse les
basta con el olor exhalado. A veces se administraba su jugo, en lugar del
eléboro, aunque este último se consideraba más activo si se trataba de
evacuar la bilis negra, la causante de la melancolía.
Dioscórides151 la denomina Circea 152 por su utilidad en los conjuros
y encantamientos.
Explica como cuecen sus raíces en vino y se lo dan a quienes sufren
insomnio o antes de cortar o cauterizar. –Uno de los primeros anestésicos,
peligroso, pero con auténtica actividad para insensibilizar al operado-.
También lo considera un buen purgante para la melancolía, como el
eléboro, con la precaución de cuidar la cantidad para no hacer morir al
enfermo.
149 TEOFRASTO, Historia de las plantas, intro., trad., y notas María DÍAZ-RAGAÑON, Madrid:
Gredos, 1988. IX, 9.
150 Cayo PLINIO II, Historia Natural, traducida por Jerónimo de la Huerta, Madrid: Juan
González, 1629, libro XXV, cap. XIII, pág. 393.
151 Andrés LAGUNA, Pedacio DIOSCÓRIDES, Materia médica op., cit., libr. IV, cap. LXXVII.
152 Circe, hija de Helio y de la oceánide Perse, según otros de Hécate. Esposa de Minos.
Aparece en La Odisea. Es una hechicera.
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