An. Real. Acad. Farm. vol 80 nº 3 2014 - page 55

Envejecimiento cerebral normal y patológico …
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decir, no padecían demencia cuya característica, según la OMS (25), es “la pérdida
de múltiples –todas-­‐ funciones cognoscitivas como son la memoria-­‐s-­‐, el
pensamiento abstracto, el juicio, …”). Sólo en algunos casos se apreciaban ligeros
deteriores en memoria, lenguaje, cálculo, etc.
Por el contrario, existen individuos seniles que manifiestan un grado
variable de demencia (de leve a grave), con alteraciones importantes de todas las
funciones cognoscitivas, aunque no todos los deterioros cognoscitivos se hayan
iniciado simultáneamente ni su progresión curse en paralelo. El estudio del
cerebro de estos individuos muestra que, además de las alteraciones antes
mencionadas del cerebro senil “normal”, aparecen lesiones o cambios aberrantes
en las neuronas y en las células gliales. No sólo se trata de una “exageración” del
deterioro que consideramos normal sino que nos encontramos en presencia de
nuevos elementos que consideramos patológicos (neuropatológicos) dentro y
fuera de las células (“ovillos neurofibrilares” y “placas amiloides”, en especial).
Hablamos entonces que ha existido una neurodegeneración o involución
neurodegenerativa que se manifiesta clínicamente en vida con demencia. Se trata
de un “envejecimiento senil patológico” por contraposición al anteriormente
reseñado, el “envejecimiento senil normal o fisiológico”.
Alois Alzheimer, en 1906-­‐7 (26), fue el primero en describir en el cerebro
de una mujer que había padecido demencia, una serie de alteraciones
neuropatológicas (luego denominados ovillos y placas) que aunque inicialmente
consideró como signos de senilidad precoz, luego describió como signos de una
enfermedad nueva o senilidad patológica frente la senilidad “normal de la mayoría
de los individuos”. Esto fue así confirmado por Kraepellin en 1910 (27) y
posteriormente avalado por la investigación científica básica y clínica. A lo largo de
los años han ido evolucionando muchos de los conceptos sobre la Enfermedad de
Alzheimer, pero esta idea de que se trata de un envejecimiento cerebral patológico,
permanece inalterable.
De la imposibilidad de estudiar en profundidad y con los mismos métodos el
cerebro de los humanos vivos y el de los ya fallecidos, tanto de individuos con
senilidad normal como patológica (individuos que habían padecido demencia),
surge el concepto clásico dual de la enfermedad, clínico en vida y neuropatológico
post-­‐mortem. Estos conceptos “clásicos” (de la época de Alzheimer) se mantienen
durante muchos años y son la base de las descripciones “modernas” de la
enfermedad tales como se recogen en la CIE-­‐10 de la OMS (1960) (25) y en el
manual de Diagnóstico Estadístico (DMS-­‐III, DMS-­‐IV y DMS-­‐V) de la Academia de
Patología Americana (1960, 1970 y 2014) (28, 29), donde se marcan pautas para
el diagnóstico. Diversos estudios de consenso establecen protocolos de diagnóstico,
tanto pruebas neuropsicológicas desarrolladas exprofeso para caracterizar con
mayor precisión la demencia en la clínica, como estudios anatomopatológicos
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