Page 51 - Anales RADE vol I n 1
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Finalmente, Villanueva retornó a España con un compañero pintor también
pensionado como él tras pasar por Herculano y visitar sus ruinas, y recibir el
nombramiento de Académico de Mérito por la Academia romana de San Lucca,
como su predecesor Ventura Rodríguez. Y sobre este regreso, comentaban Chueca
y De Miguel que5: “… Al salir de Roma, traía consigo un rico caudal de experiencias
adquiridas frente a la realidad magnífica de los monumentos eternos. Traía un
sentimiento grandioso de la forma, el secreto simple de los antiguos. Había visto las
grandes piedras latinas, olvidadas en el occidente por nuestra arquitectura gótica de
despiezo pequeño. Había visto las columnas y los dinteles, a solas con su propia ley,
levantarse en el cementerio bañado de sol de los foros. Traía en los ojos de lección
evidente de las ruinas…”.
En aquellos años, el Rey Carlos III (Figura 22) acudía con frecuencia a El
Escorial con sus nobles, con lo que el Real Sitio se había puesto de moda en la Corte
como lugar de descanso en el estío. Y Villanueva, tal vez pensando en que allí había
trabajo en perspectiva, consiguió de D. Antonio Ponz (a quien había conocido en
Roma) que le presentara a los frailes jerónimos, los cuales le nombraron
conservador del Monasterio. Hay que suponer el agrado con el que el joven
aceptaría aquel trabajo que le ponía en contacto personal con el monumento que
había sido siempre objeto de su admiración y el modelo a seguir desde sus tiempos
de estudiante.
Figura 22. Carlos III, el gran rey español, protector de las Artes.
Pronto empezaría el joven Villanueva a recibir encargos entre los que
destacan las casas del Cónsul de Francia en El Escorial y otra de pequeña entidad,
que alternaba con otros en provincias, como la Capilla Palafox (Figura 23) en la
Catedral de Burgo de Osma, proyecto que realizó en 1770 y en el que dio las
primeras muestras del gran futuro que le aguardaba en el quehacer neoclásico. Es
en esencia una rotonda de cúpula con un presbiterio profundo cuya singularidad
reside en el empleo que hizo de cuatro parejas de columnas corintias exentas, de
5 C. MIGUEL y F. CHUECA, ob. cit., pág. 92
51| El Neoclasicismo académico en la arquitectura española
pensionado como él tras pasar por Herculano y visitar sus ruinas, y recibir el
nombramiento de Académico de Mérito por la Academia romana de San Lucca,
como su predecesor Ventura Rodríguez. Y sobre este regreso, comentaban Chueca
y De Miguel que5: “… Al salir de Roma, traía consigo un rico caudal de experiencias
adquiridas frente a la realidad magnífica de los monumentos eternos. Traía un
sentimiento grandioso de la forma, el secreto simple de los antiguos. Había visto las
grandes piedras latinas, olvidadas en el occidente por nuestra arquitectura gótica de
despiezo pequeño. Había visto las columnas y los dinteles, a solas con su propia ley,
levantarse en el cementerio bañado de sol de los foros. Traía en los ojos de lección
evidente de las ruinas…”.
En aquellos años, el Rey Carlos III (Figura 22) acudía con frecuencia a El
Escorial con sus nobles, con lo que el Real Sitio se había puesto de moda en la Corte
como lugar de descanso en el estío. Y Villanueva, tal vez pensando en que allí había
trabajo en perspectiva, consiguió de D. Antonio Ponz (a quien había conocido en
Roma) que le presentara a los frailes jerónimos, los cuales le nombraron
conservador del Monasterio. Hay que suponer el agrado con el que el joven
aceptaría aquel trabajo que le ponía en contacto personal con el monumento que
había sido siempre objeto de su admiración y el modelo a seguir desde sus tiempos
de estudiante.
Figura 22. Carlos III, el gran rey español, protector de las Artes.
Pronto empezaría el joven Villanueva a recibir encargos entre los que
destacan las casas del Cónsul de Francia en El Escorial y otra de pequeña entidad,
que alternaba con otros en provincias, como la Capilla Palafox (Figura 23) en la
Catedral de Burgo de Osma, proyecto que realizó en 1770 y en el que dio las
primeras muestras del gran futuro que le aguardaba en el quehacer neoclásico. Es
en esencia una rotonda de cúpula con un presbiterio profundo cuya singularidad
reside en el empleo que hizo de cuatro parejas de columnas corintias exentas, de
5 C. MIGUEL y F. CHUECA, ob. cit., pág. 92
51| El Neoclasicismo académico en la arquitectura española