Page 50 - Anales RADE vol I n 1
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Roma. En uno de los proyectos del joven estudiante Villanueva (Figura 20) que
conservaba la Academia están claramente presentes las muestras de la influencia
que en él obraba por entonces: el estilo austero y clásico del Monasterio de El
Escorial, que como estudiante tuvo que patear, medir y hacer dibujos por encargo
de sus profesores.
Figura 20. Proyecto de Convento realizado por Juan de Villanueva en su época de estudiante.
Se pasó en Roma seis años de su juventud midiendo también y dibujando las
ruinas del Foro y demás edificios de la época de la República y el Imperio, dibujos
que su tutor iba enviando a la Academia de Madrid a través de la Embajada. En los
informes que los acompañaban se iba desvelando poco a poco el aprecio que
suscitaba por su talento, cualidades y dedicación, al tiempo que se descubría su
carácter rebelde e independiente a las indicaciones y consejos que se le daban. En
1763 la Junta decidió enviar dos de esos dibujos, -las ruinas del Templo de Júpiter
Tonante (Figura 21) y el Templo de Sibila en Tívoli-, “hechos con el mayor primor y
acierto” al príncipe don Carlos de Borbón y al infante Don Gabriel, cuyas aficiones y
dedicación a las artes eran bien notorias por entonces.
Figura 21. Aguada del Templo de Júpiter hecha por el alumno Juan de Villanueva,
en su época de Roma.
Juan Gómez y González de la Buelga|50
conservaba la Academia están claramente presentes las muestras de la influencia
que en él obraba por entonces: el estilo austero y clásico del Monasterio de El
Escorial, que como estudiante tuvo que patear, medir y hacer dibujos por encargo
de sus profesores.
Figura 20. Proyecto de Convento realizado por Juan de Villanueva en su época de estudiante.
Se pasó en Roma seis años de su juventud midiendo también y dibujando las
ruinas del Foro y demás edificios de la época de la República y el Imperio, dibujos
que su tutor iba enviando a la Academia de Madrid a través de la Embajada. En los
informes que los acompañaban se iba desvelando poco a poco el aprecio que
suscitaba por su talento, cualidades y dedicación, al tiempo que se descubría su
carácter rebelde e independiente a las indicaciones y consejos que se le daban. En
1763 la Junta decidió enviar dos de esos dibujos, -las ruinas del Templo de Júpiter
Tonante (Figura 21) y el Templo de Sibila en Tívoli-, “hechos con el mayor primor y
acierto” al príncipe don Carlos de Borbón y al infante Don Gabriel, cuyas aficiones y
dedicación a las artes eran bien notorias por entonces.
Figura 21. Aguada del Templo de Júpiter hecha por el alumno Juan de Villanueva,
en su época de Roma.
Juan Gómez y González de la Buelga|50