Page 99 - Medicamentos fantásticos
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cuerpo una infinidad de piojos”…”opilan el hígado y el bazo. Dado que no se
opiló aquel pupilo que, sobre apuestas, se comió seis libras de higos, los más
sucios y enharinados que se pudieron hallar, en el desafiadero de Salamanca;
el cual, según tenía los alientos, llevaba un aire de se comer otras tantas si se
las pusieran delante. Más, no nos debemos maravillar, porque estudiantes,
principalmente pupilos, digerirán el hierro como los avestruces, pues, sin
duda, tienen lobos en los estómagos. Tampoco reventó un portugués
marinero llamado Jorge Pirez de Alamda (es digno semejante hombre que
por su singular garguero sea puesto en crónica), el cual, pasando yo de Ruan
a España en un navío portugués y habiéndonos sucedido una muy cruel
tormenta, al tiempo que, ya rotos los mástiles y voladas las velas, todo el
mundo alzaba las manos a Dios pidiendo misericordia y preparándose para
lo extremo, hízome muy de priesa levantar de encima de un cofre suyo sobre
el cual yo estaba tendido filosofando conmigo mesmo de la inmortalidad del
alma; y abierto el tal cofre, cuando pensé que sacaba algunas horas o cuentas
para su devoción, sacó una talega de higos muy excelentes del Algarbe, que, a
mi parecer tenía más de dieciséis libras, y, sentado con un gran descuido y
reposo a par della no cesó de engullir hasta que la despachó toda diciendo:
Morra Marta e morra farta. Y que juraba él a Dios que, pues le había costado
muy buen dinero, no habían los peces gozar dellos, sino que se los tenía todos
de llevar consigo en el buche. El cual hombre honrado, después que se vio sin
higos y el peligro pasado, estuvo para echarse en la mar de puro enojo y
despecho viendo que en balde se había de una vez tragado toda su hacienda.

Para él los higos y la higuera son calientes.

Expone una receta, atribuida a Mitrídates, rey del Ponto, a base de
un par de higos pasados, una nuez, veinte hojas de ruda y un poco de sal.
Tomada por las mañanas sería buena contra cualquier ponzoña ingerida o
bebida y un buen preservativo en tiempos de pestilencia. Había sido muy

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