Page 94 - Medicamentos fantásticos
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Figura 69. Eléboro blanco, reposo; se le friccionaban las piernas; se le daba a beber agua y se le
Macer Floridus, edición entretenía mediante amenas narraciones.
facsímil del herbario-
médico medieval de la Real Si la actividad emética o purgante no aparecía, el eléboro
Colegiata de San Isidoro, de manifestaba sus características tóxicas. El enfermo se ahogaba, se quedaba
León, León: Universidad de sin respiración y perdía la consciencia; en ese caso introducían los penes
León, Cátedra de San de oca en la garganta del paciente para provocarle la náusea; si no
Isidoro, 1990. resultaba suficiente, entraban en juego los estornutatorios, los vesicatorios,
las ventosas… si tampoco bastaban, se manteaba al enfermo sobre un
lienzo terso para intentar hacerle reaccionar.

En definitiva, un curioso método para curar a un enfermo de
melancolía.118

El eléboro en la Edad Media europea

Durante la Edad Media es San Isidoro119 quien analiza su nombre.
Los griegos lo llamarían así por nacer junto a un riachuelo de idéntico
nombre. Los romanos lo denominan veratro por su capacidad de devolver
la cordura a los dementes.

Eléboro, melancolía y Barroco

Tras las reseñadas admoniciones renacentistas de Laguna, quien
hace una mejor historia del simple medicinal no podía ser otro que Robert
Burton.

118 Alberico BENEDICENTI, Malati-medici e farmacisti. Storia dei rimedi traversa i secoli e delle
teorie che ne spiegano l’azione sull’organismo, Milano: Ulrico Hoepli, 1924, vol. I, pág. 210-
211.
119 San ISIDORO, Etimologías, Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2004, libro XVII, cap. 9,
24.

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