Page 235 - Medicamentos fantásticos
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De Babilonia pasaría a Persia, de allí a Egipto y por esa vía hasta Figura 169. Reproducción de
Grecia, en donde se conocía y manejaba en el s. V. a. C. La aplicación de esa una tablilla de arcilla
hipótesis mágico creencial a las virtudes medicinales de las piedras, efectuada para regalar como
comenzaría a efectuarse tras las conquistas de Alejandro Magno, entre el s. propaganda farmacéutica.
III y II a.C. Desde entonces, hasta que Plinio (23-79) las recogiera en su
Historia Natural, se redactarían diversos lapidarios.

Para atribuir a los minerales propiedades medicamentosas se
emplearon, en primer lugar, analogías de brillo y color. Las rocas rojas, por
ejemplo, se relacionan con Marte. Al vincularlas con las propiedades de los
planetas, las adornan con sus mismas características, benéficas o maléficas.
Además, a partir de la concepción del universo como un organismo vivo, se
las consideró provistas de “alma”. El pneuma interior se manifestaba, sobre
todo, en la piedra magnética, de virtudes evidentes. Por lo mismo, tendrían
vida y una sexualidad similar a la de los animales.

En la inmensa obra aristotélica (384-332 a.C.) sobre el universo, en
el esfuerzo que realizó para su descripción sistemática, jerárquica y
sometida a cierta lógica, se ocupó también de los metales. Elaboró una
teoría sobre su formación en el manuscrito, Sobre los meteoros. Su
discípulo, Teofrasto (372-287 a. C.), ya redactó un tratado sistemático
Sobre las piedras364. En ninguno de los dos se ocupan de sus supuestas
virtudes mágicas y terapéuticas.

La eclosión de este tipo de misteriosos asuntos se produciría en el
Damigeron Latinus (s.I) -posiblemente la traducción de un original griego-
utilizado por Plinio. El romano dedicó los libros 33 a 37 de su Historia
Natural, a la exposición de los conocimientos mineralógicos y las
propiedades curativas de las piedras.365

364 TEOFRASTO, De lapidibus, intr.., transl., y comentarios, D.E. EICHHOLZ, Oxford: Clarendon
Press, 1965. También, Traité des pierres de Theophraste, traudit de grec avec des notes
physiques {et} critiques, traudites de l’angolois, Paris: chez Jean Thomas Hérissant, 1754.
365 PLINIO EL VIEJO, Lapidario…op., cit.

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