Segundo Curso Avanzado sobre Obesidad - page 121

La obesidad a lo largo de la historia |121
Para explicar la fisiología parte de una concepción íntima del cuerpo similar
a la de Hipócrates y muy relacionada con lo que Aristóteles preconizaba para el
universo. Estaría compuesto por los cuatro elementos propuestos por Empédocles
(s. V a.C.) el agua, la tierra, el fuego y el aire. Cada uno de ellos sería portador de
dos cualidades. El agua: húmeda y fría; la tierra: seca y fría; el fuego: caliente y
seco; y el aire: caliente y húmedo. A partir de estos elementos surgirían los
principios fisiológicos por excelencia: los humores que también serían cuatro: Bilis
amarilla; Bilis negra o atrabilis; sangre y pituita o flema. Cada uno de estos
humores soportaría también dos cualidades y estaría relacionado con un elemento
predominante, aunque compuesto por una mezcla de los cuatro. La bilis amarilla
sería caliente y seca; la bilis negra: seca y fría; la sangre: caliente y húmeda y la
flema: húmeda y fría. La salud se produciría por el equilibrio de los cuatro
humores que no sería igual para todos los seres vivos. Dependería de su
temperamento: los melancólicos tendrían preponderancia de bilis negra. Los
flemáticos de flema. Los sanguíneos de sangre y los coléricos de bilis. El
temperamento podría cambiar con el clima, con la edad, con el día y la noche… si se
rompiera el equilibrio y se produjese una “plétora” humoral aparecería la
enfermedad. La curación, por tanto, siempre consistiría en la “purgación” de los
humores excesivos.
De manera muy sucinta diríamos que para que el cuerpo entre en
movimiento necesita el alma, de las que distingue tres: la racional localizada en el
cerebro; la irascible, en el corazón y la concupiscible en el hígado. Para que todas
las partes pongan en funcionamiento sus cualidades se necesita el pnêuma, soplo o
hálito vital del que existirían tres clases: el físico o natural residente en el hígado;
el vital, en el corazón y el psíquico en el cerebro.
Para la elaboración de ese pnêuma vital se necesitaría el calor innato,
obtenido en el corazón mediante la respiración.
En el sistema fisiológico galenista no hay circulación sanguínea. La sangre
se elabora en el corazón tras la digestión y va a alimentar la carne. La obesidad, por
tanto, es un problema de difícil interpretación. Consideran o bien que se ha
producido una degeneración de la digestión al convertir los alimentos en sangre y,
en su lugar, se ha producido flema, o bien que en ese proceso degenerativo de la
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