Page 69 - A. Doadrio: Quimica Inorganica
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Las
piedras
rodantes
de
Racetrack
Beach
E
n
una
zona
desértica,
baja
y
plana
del
Valle
de
la
Muerte
en
California
(USA),
denominada
Racetrack
Beach,
ocurre
un
fenómeno
inhabitual:
se
contemplan
surcos
-‐algunos
de
los
cuales
son
de
hasta
1
km-‐
que
dejan
las
piedras
al
rodar
por
el
suelo.
El
misterio
de
las
piedras
rodantes,
algunas
de
las
cuales
pesan
cientos
de
kilos,
ha
constituido
desde
la
década
de
1990
uno
de
los
grandes
misterios
científicos,
llegando
a
ser
atribuido
a
la
visita
de
extraterrestres.
Estudios
científicos
recientes,
demuestran
que
el
fenómeno
es
debido
a
que
la
lluvia
deja
una
fina
capa
de
agua,
que
sobre
la
superficie
seca
crea
un
delgadísimo
lago
superficial,
que
por
la
noche
se
hiela.
De
esta
manera,
las
rocas
quedan
atrapadas
en
una
capa
de
hielo
de
3-‐6
mm
de
espesor.
De
madrugada,
el
hielo
se
derrite
y
se
quiebra.
Ya
solo
basta
un
débil
viento,
de
5
m/s
o
más,
para
que
las
capas
heladas
lubrificadas
por
el
agua
se
muevan
y
con
ellas
las
rocas,
a
velocidades
de
2-‐5
m/min.
La
dirección,
depende
de
la
velocidad
del
viento
y
la
del
agua
lubricante,
por
lo
que
hay
mucha
variabilidad.
LAS
PIEDRAS
RODANTES
DE
RACETRACK
BEACH
|69
piedras
rodantes
de
Racetrack
Beach
E
n
una
zona
desértica,
baja
y
plana
del
Valle
de
la
Muerte
en
California
(USA),
denominada
Racetrack
Beach,
ocurre
un
fenómeno
inhabitual:
se
contemplan
surcos
-‐algunos
de
los
cuales
son
de
hasta
1
km-‐
que
dejan
las
piedras
al
rodar
por
el
suelo.
El
misterio
de
las
piedras
rodantes,
algunas
de
las
cuales
pesan
cientos
de
kilos,
ha
constituido
desde
la
década
de
1990
uno
de
los
grandes
misterios
científicos,
llegando
a
ser
atribuido
a
la
visita
de
extraterrestres.
Estudios
científicos
recientes,
demuestran
que
el
fenómeno
es
debido
a
que
la
lluvia
deja
una
fina
capa
de
agua,
que
sobre
la
superficie
seca
crea
un
delgadísimo
lago
superficial,
que
por
la
noche
se
hiela.
De
esta
manera,
las
rocas
quedan
atrapadas
en
una
capa
de
hielo
de
3-‐6
mm
de
espesor.
De
madrugada,
el
hielo
se
derrite
y
se
quiebra.
Ya
solo
basta
un
débil
viento,
de
5
m/s
o
más,
para
que
las
capas
heladas
lubrificadas
por
el
agua
se
muevan
y
con
ellas
las
rocas,
a
velocidades
de
2-‐5
m/min.
La
dirección,
depende
de
la
velocidad
del
viento
y
la
del
agua
lubricante,
por
lo
que
hay
mucha
variabilidad.
LAS
PIEDRAS
RODANTES
DE
RACETRACK
BEACH
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