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6. EL NEOCLASICISMO EN EL RESTO DE ESPAÑA

Realmente fue en la Corte de Madrid y en su área de influencia donde de
verdad se dejó sentir el efecto de la nueva arquitectura inspirada por la Ilustración.
Las provincias, carentes la mayoría de Academias que las enseñaran con rigor,
estaban en manos de arquitectos constructores procedentes de los viejos gremios
cuyas enseñanzas o no existieron o se limitaban a experiencias personales que se
habían desarrollado en el seno de las propias obras. Y en ellos seguía latente la
fuerza residual del barroco, incluso con tintes rococó, como la portada rehundida
de la iglesia de Sta. María de San Sebastián, terminada entre 1764 y 1771, o el
grupo de Casas Consistoriales construidos en las Provincias Vascongadas en pleno
Siglo de las Luces, de claro barroquismo todas ellas. Será preciso que llegue la post-
guerra de la Independencia para que Silvestre Pérez construya los primeros
ayuntamientos verdaderamente neoclásicos, como veremos seguidamente.

Los avatares de la Guerra de Sucesión y sus precedentes históricos frenaron
en gran medida en Cataluña el desarrollo de la arquitectura en perjuicio de la
construcción civil y en beneficio de las necesidades militares, que fueron
constantes motivadas por cuestiones políticas desde los tiempos de Carlos II, el
último de los Austrias. Por entonces, el virrey de Cataluña había fundado en
Barcelona (último cuarto del s. XVII) una Academia de Arquitectura Militar que
había de surtir de profesionales especializados a las necesidades de las fuerzas
armadas españolas, no sólo en Cataluña, sino en toda la Península, y también y
preferentemente en las Indias, donde la construcción y reparación de
fortificaciones y acuartelamientos era una tarea permanente. Acabada que fue la
Guerra de Sucesión con el triunfo de las tropas borbónicas (1714) se construyó en
Barcelona la Ciudadela, que planificó el general flamenco Jorge Próspero Verboom.
En su recinto se levantaron entre 1720 y 1740 varios edificios de los que subsisten
el Arsenal, la Capilla (Figura 30) y el Palacio del Gobernador: arquitectura severa,
como corresponde al propio espíritu castrense, que sintonizaba bien con la
sobriedad utilitaria preconizada por la Ilustración, pero era un arte carente de
chispa. En cuanto a la Capilla, como otras iglesias que se construyeron por
Barcelona, su arquitectura corresponde a los mismos principios, y el resultado es
torpe y falto de gracia. Con el mismo criterio se levantó también por entonces el
barrio de la Barceloneta.

57| El Neoclasicismo académico en la arquitectura española
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