Segundo Curso Avanzado sobre Obesidad - page 83

Importancia de la dieta en la obesidad |83
No obstante, la comida encierra además información simbólica (recuerdos,
seguridad alimentaria, parámetros de recompensa, castigo) que implica que
además de cubrir necesidades de nutrientes y energía se come además por placer,
por felicidad, por seguridad alimentaria, heredada y aprendida por generaciones.
La información organoléptica, metabólica, simbólica presente en los alimentos
alcanza además de áreas específicas hipotalámicas, a áreas primitivas del cerebro,
el rinencéfalo/sistema límbico, a áreas cerebrales relacionadas con el premio y
castigo, con el placer y el displacer. Los mecanismos disparadores son muy
complejos, y se basan en sustancias y/o neurotransmisores de recompensa o
gratificación, entre los que destacan la dopamina, los opiáceos internos y los
endocannabinoides. Hoy el control de la ingesta debe ser considerado como la
resultante de la actividad neuronal y del equilibrio de neurotransmisores y
neuropéptidos: Dopamina, serotonina, noradrenalina, NPY, melanocortinas,
encefalinas, cannabinoides, opiáceos, melatonina, etc.).
Desde la perspectiva nerviosa alimentaria, destaca el
sistema mesolímbic
o
que arranca desde el
área tegmental ventral
del mesencéfalo y proyecta sus fibras
dopaminérgicas al prosencéfalo. Este sistema es especialmente importante a nivel
del núcleo estriado ventral (
núcleo accumbens
) y
regula la motivación
, es decir el
paso de la impulsividad instintiva a la aplicación de patrones psicomotrices
estereotipados teniendo una enorme transcendencia en el control de la ingesta.
Los opiáceos o péptidos opiodes son muy variados, pero entre ellos sobresalen las
β
-­‐endorfinas y la dinorfina. Están implicados en la regulación de la saciedad y el
mantenimiento de la ingesta condicionada por las características de los alimentos
que se consumen pudiendo inducir un grado importante de recompensa
orosensorial. Por tanto participan
de forma decisiva en los atributos de recompensa
relacionados con el acto de comer
. Son responsables de nuestras
preferencias
alimentarias
y del mantenimiento de la ingesta en función de la sensación de
recompensa derivada de su palatabilidad, también llamada
recompensa
orosensorial
. Se localizan en el tronco encefálico regulando la saciedad en virtud de
la palatabilidad; en el hipotálamo condicionando apetito en virtud de las
características energéticas del alimento y el estado interno del consumidor; y en la
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