Segundo Curso Avanzado sobre Obesidad - page 418

418|Bartolomé Ribas
Al aplicar la restricción calórica en obesos, deben vencerse los hábitos si es
que son inversos a los ritmos hormonales. El horario de ingestión de alimentos:
desayuno-­‐comida-­‐cena, deben coincidir con ambos: con el ritmo circadiano día-­‐
noche, con el nivel hormonas que gobiernan un cuerpo normal, y con el horario de
su actividad física o de trabajo. La desregulación lleva consigo a obesidad. La falta o
escaso desayuno, y una cena abundante favorecen la obesidad. Algunos obesos no
desayunan, mientras que otros hacen un desayuno carente de proteínas.
Desayunar poco e ingerir mucho al anochecer, suele acaecer en los obesos. El error
de algunos obesos reside en su horario o plan de alimentación, que suele ser
inverso a los ritmos circadianos de las hormonas energéticas. El desayuno aporta
los nutrientes para las actividades físicas e intelectuales, es cuando los alimentos
se transforman por el metabolismo en energía ATP disponible para su gasto
energético. Pero si no desayuna y cenan en demasía hasta la saciedad antes de
dormir, los alimentos se desvían hacia la grasa de reserva.
Es importante conocer el metabolismo y gasto en calorías en los obesos.
Aún en el caso de una persona con peso normal y gasto energético equilibrado,
cuando falta el desayuno o es muy, escaso, en su actividad a lo largo del día se
producirá una bajada de los niveles de glucosa en sangre. La falta de glucosa
sanguínea, merma las facultades del cerebro, que se nutre de glucosa. El cerebro
registra la situación y activa una serie de sistemas de emergencia destinados a
recuperar y mantener los niveles de glucosa sanguínea que le permitirán soslayar
el escaso combustible que debió ser aportado por el desayuno. Como consecuencia,
se inicia así un consumo de las proteínas musculares, que se transforman en
aminoácidos y abandonan los tejidos, para ser convertidos en glucosa en el hígado
y restaurar los niveles de glucosa en sangre y en cerebro.
En ese contexto, el cortisol es una de las hormonas que interviene en la
transformación de proteínas en energía, y determina que proteínas van a ser
utilizadas para mantener estables los niveles de glucosa sanguínea. Por ello,
cuando el organismo no recibe alimentación suficientemente energética a
primeras horas de la mañana el cerebro se ve obligado a utilizar las proteínas
propias del organismo como combustible. Esta situación ocasiona dolores
musculares y articulares; así como una debilidad generalizada. La piel pierde el
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